El presidente de Paraguay, Fernando Lugo logró a finales del año revertir el cáncer linfático diagnosticado en agosto y evitó con ello dejar el mando al frente del país.
Asunción.- El presidente paraguayo, Fernando Lugo, superó en 2010 una batalla contra el cáncer linfático diagnosticado en agosto y evitó el riesgo de un traspaso del mando, en un año en el que su país encabezó el crecimiento económico de la región con más del 9 por ciento.
Lugo, de 59 años y ex obispo católico, tuvo que alternar las tareas oficiales de su segundo año de mandato con un tratamiento de quimioterapia, que a finales del año logró revertir la enfermedad.
En medio del tratamiento, el gobernante tuvo que ser llevado a principios de octubre de urgencia a un hospital de Sao Paulo, en Brasil, debido a una trombosis vascular causada por una obstrucción arterial derivada del catéter que le habían colocado para recibir la medicación contra el cáncer.
En esos momentos, dirigentes de oposición, mayoría en el Parlamento, consideraron la viabilidad de una retirada temporal del mandatario durante su tratamiento, aunque los médicos insistieron en todo momento que el ex prelado podía seguir ejerciendo el cargo.
Incluso el jefe de ministros del Gobierno, Miguel López Perito, criticó a quienes calificó de «buitres que se aprovechan de la vulnerabilidad de una persona».
Esas declaraciones apuntaron indirectamente al vicepresidente de Paraguay, Federico Franco, primero en la línea de sucesión en el caso de que el mandatario tuviera que dejar el poder por enfermedad.
Franco, que ahora aspira a la candidatura presidencial para los comicios de 2013, lidera una fracción del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), la principal agrupación en la coalición que llevó a Lugo al poder en los comicios generales de abril de 2008 y puso fin a 61 años de Gobierno del Partido Colorado.
El vicepresidente mantiene constantes roces con Lugo, a quien acusa de marginar de los cargos gubernamentales de preponderancia a los integrantes de la fracción que lidera en el PLRA.
Este partido es el soporte político de Lugo en el Congreso, y los parlamentarios oficialistas pactaron con la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), del general retirado Lino Oviedo, de derecha y tercera fuerza política, para poder aprobar algunas propuestas del Gobierno, como la elección de dos jueces de la Corte Suprema y uno de la justicia electoral.
Sin embargo, la frágil mayoría coyuntural no le alcanzó para convencer de la conveniencia de aprobar el ingreso de Venezuela en el Mercosur, sólo pendiente del Senado de Paraguay tras su ratificación en los parlamentos de Argentina, Brasil y Uruguay, por lo que tuvo que retirar por segunda vez el trámite de rigor.
El mismo vicepresidente Franco ratificó su rechazo a la entrada de Venezuela en el bloque el 17 de diciembre, el mismo día que Lugo recibió de Brasil la presidencia semestral del Mercosur.
Además, el Gobierno paraguayo acusó un duro embate después de que el Partido Colorado, que gobernó durante seis décadas, lograra afianzarse en las elecciones municipales de noviembre, consideradas como una antesala de las presidenciales de 2013.
A pesar de la confrontación política, el país prevé un importante crecimiento, que de acuerdo al Gobierno superará el 9 por ciento, el mayor desde 1981, cuando el repunte fue del 9,2 por ciento, tras la caída del 3,8 por ciento en 2009.
La proyección es similar a la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que situó a Paraguay en su Balance Preliminar de la economía de la región como el de mayor proyección de crecimiento en la región con el 9,7 por ciento.
El PIB por habitante se expandirá en 2010 un 7,8% tras haber caído un 5,5% en 2009, mientras que el desempleo urbano se retraerá 0,4 puntos desde el 8,2% del año pasado, según la Cepal.
Para el analista Ricardo Rodríguez Silvero, Paraguay «ha tocado el techo y eso hace que las predicciones para el año que viene reduzcan el crecimiento actual a apenas la mitad» debido los efectos negativos de varios factores como el fenómeno climático ‘La Niña» en la agricultura, motor de la economía del país.
En declaraciones a Efe, Rodríguez alertó, sin embargo, de que el crecimiento «no se refleja en la participación de las clases populares en los beneficios del progreso económico porque está concentrado en los estratos superiores y las empresas de gran tamaño».
Otro hecho que ha sacudido a los paraguayos fue el estado de excepción decretado durante treinta días, el 24 de abril, en cinco provincias del noreste para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), grupo armado de izquierda adiestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) según las autoridades.
Esos procedimientos concluyeron sin que los organismos de seguridad hayan logrado capturar a los cabecillas del EPP, aunque meses después fueron abatidos cuatro de sus dirigentes en choques con la Policía.
La violencia también llegó al noreste del país, donde el senador oficialista por el departamento de Amambay, Robert Acevedo, del PLRA, sobrevivió a un atentado el 26 de abril aunque murieron su chófer y un guardaespaldas.
En el ámbito bilateral, Lugo y su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunciaron el 30 de julio el inicio de las obras de un nuevo tendido eléctrico, el segundo de la red eléctrica desde la hidroeléctrica brasileño-paraguaya de Itaipú.
Fuente: EFE