Josefina aguarda la llegada de Sofía, de cinco años, que había desaparecido en agosto de 2009; en diálogo con lanación.com, explicó el conflicto familiar que la separó de su hija; Arias Uriburu aconsejó que en estos casos los chicos no pierdan contacto con su papá
Josefina espera. No sólo a la beba que está por nacer, sino también a Sofía, su hija de cinco años, que figuraba como desaparecida desde el 1° de agosto de 2009 y que el lunes fue hallada con su padre en Brasil, quien la había llevado sin su consentimiento.
La niña y su padre, el médico veterinario Mariano Gonzalo, fueron encontrados en Florianópolis por agentes de Interpol, quienes detuvieron al hombre ya que tenía un pedido de captura nacional e internacional.
«Lo único que quiero es estar con mi hija y acompañarla este proceso que va a ser difícil, porque hace mucho tiempo que ella no esta conmigo y se fue cuando era muy chiquita», señaló a lanacion.com Josefina Málaga tras enterarse de la noticia.
El hallazgo se produjo apenas unos días después que el Ministerio de Justicia y Seguridad de la provincia de Buenos Aires determinara ofrecer una recompensa con el objetivo de lograr información que permita la detención de Gonzalo y la recuperación de Sofía, que actualmente tiene cinco años y medio.
Compleja historia familiar. La historia de Sofía Gonzalo comenzó a fines de 2008, cuando los padres, residentes en Tandil, entraron en un conflicto legal. Según informó la madre de la chiquita, su ex marido le había iniciado una causa por presunto abuso sexual contra la niña.
Desde el 4 de diciembre de ese año, el padre disponía de la guarda de la pequeña, mientras las partes cumplimentaban los trámites del procedimiento que incluyó diversos peritajes y Cámara Gessell.
«Acumuladas las pruebas, la Justicia le es adversa a mi ex marido y es ahí que desaparece con Sofía», explicó Josefina. «Yo sé que su único objetivo era la total destrucción a cualquier costo, incluso a costa de la salud de su hija», sentenció.
Con el agravamiento del conflicto judicial y la desaparición de la niña, los tíos maternos de Sofía habían sido designados como guardadores provisorios de la menor por la justicia tandilense. En tanto, la semana pasada intervino el Ministerio de Justicia Bonaerense, que emitió la resolución 2452/10 mediante la que apuntó a «lograr la captura de Mariano Gonzalo con último domicilio en campo El Triunfo, de Tandil».
Sorpresa y expectativas. Cuando faltan pocos días para dar a luz, Josefina se enteró a través de sus abogados del hallazgo de la niña en Brasil. «No me brindaron demasiados detalles, sé que Sofi está bajo la guarda de una familia brasileña hasta que se terminen los trámites judiciales para que pueda volver al país, no nos dijeron cuándo será», indicó.
Ahora, se deberá aguardar el cumplimiento de distintos plazos judiciales y jurisdiccionales, hasta tanto se determine el traslado a Argentina. Por su parte, Mariano Gonzalo fue alojado en una prisión estatal hasta tanto finalicen los trámites de extradición.
Junto a su actual pareja, Ariel, Josefina aguarda impaciente en su casa de Tandil. «Tengo mucha alegría y mucha ansiedad por recibirla, tengo una mezcla de emociones indescriptible», señaló. «Toda la ciudad la espera. Ella necesita de mucho amor y contención y reencontrarse con mucha gente que la quiere», agregó.
En tanto, aseguró que hará todo lo que vaya determinando la Justicia y que planea asesorarse con psicólogos para restablecer la familia.
La mirada de Gabriela Arias Uriburu. Gabriela Arias Uriburu, presidenta de la Fundación Niños Unidos para el Mundo, quien logró reencontrarse con sus hijos llevados a Jordania por su padre contra su voluntad, advirtió que, aunque lo que realizó el padre de Sofía puede ser considerado un delito, la niña no debería perder el contacto con él.
«Lo que me temo es que a esta niña le ocurra lo que le pasa a tantos chicos cuando son restituidos a su madre: que pierda el contacto con el padre, entonces vuelve a transitar por una sustracción», señaló en diálogo con lanacion.com.
«La Justicia tiene que ir reencauzando la situación del padre y hacer una revinculación con el niño nuevamente. Es muy lento pero es el camino mas sano», agregó.
En tanto, acerca del reencuentro de la niña de cinco años con su madre, aseguró que «más allá de las fronteras, las distancias y el tiempo, cuando hay amor ese vínculo no necesita un espacio material».
«En mi caso, el tiempo no había pasado entre nosotros, seguíamos conectados como con un hilo mágico. Con el amor se puede revincular y sanar», recordó, y dijo que fue algo que también le enseñaron otros niños que fueron brutalmente separados de sus padres, con los que se fue contactando a raíz de su situación.
«Hay que pensar que los niños que son separados de uno de sus padres, cuando se van a dormir son libres en sus memorias y imaginaciones, tienen esa capacidad, por eso no olvidan a sus afectos primarios», explicó.
Arias Uriburu, quien trabaja en un libro acerca de la superación de este tipo de conflictos familiares a partir de su experiencia, asegura que en el derecho internacional falta un tribunal de familia que medie en estas situaciones. «A veces ocurre que los países se hacen propietarios de los chicos, tendría que estar consensuado cuál es la mejor manera de tratar el tema», señaló. Y agregó: «Los chicos tienen la fuerza para pasar un tornado, pero todo tiene que estar orientado a preservar a los chicos, que son lo primordial».
Fuente: La Nación