El Seleccionado argentino cerró el torneo de Rosario con la vuelta olímpica, retribuyendo el enorme apoyo que le brinda su público en esta provincia. Se destacaron Noel Barrionuevo, Carla Rebecchi y “Charito” Luchetti.
“Y ya lo ve, y ya lo ve, somos campeonas otra vez”, cantaban Las Leonas subidas a lo más alto del podio en esta ciudad que las vio llegar a la cima del mundo el año pasado y donde ahora reafirmaron su supremacía a nivel internacional.
Amantes de su camiseta a morir, con garra y sacrificio, el Seleccionado argentino de hockey femenino una vez más demostró todo lo que vale y se adjudicó el torneo Cuatro Naciones, venciendo en la final al encumbrado Estados Unidos por 3 a 2.
Claro, muchos dirán “¿Estados Unidos?”; no es Holanda, ni China, pero bueno, las “yankees” le ganaron a Australia y Alemania, lo que no es poco, y a ello hay que sumarle que vienen desde hace varios años entrenando y jugando partidos amistosos con los equipos de más alto nivel internacional (entre ellos Las Leonas), aprendiendo, sumando, pensando en una medalla panamericana y olímpica. Es más, junto con Inglaterra son los seleccionados que más crecieron en juego.
Palo y palo
El primer tiempo fue muy disputado, Estados Unidos salió a presionar, a meter palo fuerte y ahogar a las argentinas, que se vieron sorprendidas con este planteo y buscaron por todos los medios de tocar y salir jugando para hacerse de espacios.
Ya al minuto de juego, las visitantes llegaron con peligro a través de Michelle Kasold y a los 7 minutos enmudecieron al estadio del parque Ludueña con un gol de corner corto de Claire Laubach.
Las Leonas, heridas en lo mas íntimo, salieron a comerse a las rivales. “Chapa” Retegui vio que la defensa no estaba muy afirmada, hizo un movimiento táctico con el ingreso de Victoria Zuloaga por Giselle Kañevsky y de allí en más cambió bastante la cosa.
Se sucedieron varias situaciones clarísimas para las argentinas. Un tiro en el poste, corners cortos, y una clarísima posibilidad en el palo de Delfina Merino que remató desviado.
Recién a los 16 minutos llegó la igualdad con un libreto bien estudiado. Corner corto, derivada de Silvina D’Elía para la super Noel y Barrionuevo, quien sacó una arrastrada impecable que se coló en un ángulo. Inatajable.
No se conformaron, fueron por más… como siempre. Metieron y metieron, buscaron una y otra vez, por afuera, por adentro, mediante cortos, y la bocha rebotaba en una cerrada defensa norteamericana.
De tanto insistir, a los 30 minutos se produjo otro corner corto. Nuevamente, la goleadora del torneo, Noel Barrionuevo le metió un bombazo que ni vio la arquera visitante y comenzó la fiesta.
“Tomala voz, dámela a mí…” y la bocha que tenía un solo dueño, la Argentina, para cerrar el primer capítulo.
Emocionante
En la segunda etapa, en los primeros quince minutos el encuentro entró en un cono de sombra. Muchas infracciones, tarjetas, palo fuerte y a veces mal intencionado de parte de las estadounidenses, que al verse superadas atinaron a las infracciones.
La Argentina tuvo situaciones favorables que fueron desperdiciadas por la ansiedad y falta de precisión en la definición.
Pudieron aumentar Noel Barrionuevo, Silvina D’Elía, Delfina Merino, Sofía Maccari, pero lo consiguió la genial Carla Rebecchi.
A los 28 minutos, tomó la bocha en el borde del área, se sacó un par de marcas con amagues y cuando salía la arquera definió con gran calidad, como lo que es, una grande del hockey mundial.
Todos pensaron: 3 a 1, “ya está”. Pero todavía le quedaba a los Estados Unidos algo de esperanza. Faltaban tres minutos y Paige Selenski consiguió un gol preocupante y que prendió la luz roja de alerta.
Para colmo, el equipo rojo se fue con todo a buscar la igualdad, hubo tambaleo en el andamiaje argentino pero pudieron mantener la mínima diferencia hasta el final.
Como siempre, para poder ganar, hay que saber sufrir. Y así fue, con el público delirando en las tribunas, coreando “dale campeón, dale campeón”, Las Leonas subieron nuevamente a lo más alto del podio, recordando el festejo mundialista del año pasado, confirmando que nacieron para hacer felices a su gente.
Fuente: El Litoral