
Hoy se cumple un año de la represión a la comunidad Qom en Formosa, sin que todavía se haya esclarecido quiénes fueron los responsables de las muertes de Roberto y Mario López. Los Pueblos Originarios del país siguen reclamando que se reconozcan sus tierras y derechos. La continuidad de la impunidad y la diaria masacre que se vive en la comunidad indígena argentina.

La llegada de Néstor Kirchner al poder en el año 2003, significó una nueva mirada por parte del Estado sobre la problemática de los Derechos Humanos. La misma llevó a que se anularan las leyes de impunidad a los represores dictadas bajo el gobierno de Raúl Alfonsín y que se comenzara una cooptación de dirigentes defensores de los derechos humanos por parte del gobierno, que llevó a una degradación de los organismos defensores de los DD.HH en el país.

Esto hizo que muchos actos de barbarie organizados por el propio Estado kirchnerista se dejaran de lado, y no salieran a denunciarse públicamente su desencanto luego de que el gobernador formoseño alineado a la Casa Rosada, Gildo Insfrán, reprimiera en noviembre del año pasado a los miembros del Pueblo Originario Qom de la comunidad La Primavera que sólo reclaman lo que les corresponde desde hace siglos, es decir, sus tierras.
El gobierno nacional, que se ha denominado a sí mismo como “el gobierno de los Derechos Humanos”, no salió a criticar este accionar represivo de las fuerzas de seguridad formoseñas, así como tampoco el armado de patotas por parte de los sindicalistas aliados al oficialismo, que no han hecho más que tercerizar la represión.
En el día de hoy se cumple un año de la represión a la Comunidad Primavera en Formosa, que terminó con la vida de Roberto y Mario López, y todavía no hay ningún detenido por la causa, llamando la atención la desidia a que la misma ha sido abandonada por las autoridades nacionales y provinciales, sin que hasta el momento no se produzcan grandes novedades sobre el paradero del autor/es de dichos asesinatos.
A lo largo de todo este tiempo, distintos miembros de los Pueblos Originarios, encabezados por Félix Díaz de la Comunidad Qom, han venido desarrollando gran cantidad de medidas tendientes a que desde el Estado nacional se lleven adelante las investigaciones pertinentes para que se haga Justicia con respecto a estos crímenes, lográndose sólo que Florencio Randazzo los reciba y se acordaran medidas que nunca se llevaron adelante.
Entre las protestas llevadas adelante por los pueblos originarios, se han incluido huelgas de hambre, manifestaciones al Congreso y la Casa Rosada, así como levantar gran cantidad de firmas a lo largo y ancho del país que sirven para apoyar el reclamo histórico que vienen llevando adelante sin que hasta el momento el poder político los escuche.
El espectáculo cotidiano en los territorios indígenas es el despojo de sus tierras, el desmonte de su medio de vida, la discriminación, el maltrato y la inhumanidad a la que se los somete desde el poder, por pretender mantener sus formas de vida, su idioma, su cultura, integrarse en la diversidad y sus valores, con respeto por la igualdad de oportunidades, integralidad y desarrollo de capacidades.
Todos los miembros de La Comunidad Qom vienen reclamando desde hace tiempo lo que les corresponde, que son las tierras, la justicia, los derechos humanos básicos como identidad, salud, respeto a la integridad física, agua, que les son negados; tras la represión donde fue asesinado Roberto López, fueron las viviendas y los documentos quemados, las pertenencias destrozadas, fueron heridos y en esas condiciones detenidos sin atención.
El líder y vocero de la Comunidad, Félix Díaz, aseguró a la prensa que «queremos repetir nuestro reclamo hacia el Estado Nacional de que las cosas se agilicen. Que se cumplan los compromisos asumidos. Estamos preocupados por muchas cosas que nos pasan día a día y son muy duras».
Además, expresó que no les digan más que “la provincia se haga cargo porque es la misma que ha violado los Derechos Humanos. Y que el conflicto se resuelva entre Nación, mesa de garantes y la Comunidad Qom Potae Napocná”.
«No queremos derramar más sangre por exigir el derecho de un pedazo de tierra», dijo Díaz en alusión al asesinato de Cristian Ferreyra del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina) el 16 de noviembre último, a los que les brindó su solidaridad: «Estoy con ellos y yo sé que ellos estarán con nosotros».
Gildo Insfrán, fue el primer gobernador que se lanzó de lleno a la candidatura de Néstor Kirchner desde la primera hora, ya que desde un comienzo apoyó la candidatura del santacruceño a la presidencia de la Nación, aún en los momentos en los que todavía no era el candidato apañado por Eduardo Duhalde para competirle a Carlos Menem en las elecciones del 2003.
El lenguaje público del gobierno intentando mantener detrás de sí a todo un arco progresista, se viene descascarando con acciones que nada tienen que ver con un discurso nacional y popular o de centroizquierda, sino que está más emparentado con lo peor del neoliberalismo, el mismo sector político que Néstor Kirchner acompañó desde el gobierno de Santa Cruz con fuerte amistad con el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien solía ponerlo como uno de los ejemplos a seguir por el resto de los mandatarios provinciales de la Argentina.
El discurso kirchnerista que se muestra abierto al diálogo y la no represión, quedó de lado para dar paso al peor de los recursos que tiene la política argentina, como lo es el accionar represivo a través de las balas y la muerte, tal como sucedió en Formosa y viene sucediendo en otros rincones del país.
La Argentina se ha sumergido en las últimas décadas en un desgano y un descreimiento de la población hacia las medidas gubernamentales, y quienes tienen la función de gobernar, actúan sobre la marcha, sin previsibilidad, con proclamas que, en el 90% de los casos, terminan siendo meros enunciados sin ninguna factibilidad.
Tras más de 519 años de persecuciones, masacres y exterminios de pueblos enteros, es hora que desde el Estado se dé una solución definitiva al problema de los Pueblos Originarios en el país. El reconocimiento como pueblos dentro del Estado Nacional, con identidad propia y con derechos colectivos que se derivan de su presencia histórica y contemporánea, abre para toda la sociedad el desafío de construir una nueva relación a partir de la revisión de la historia y del

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