En el armado de la boleta porteña del Frente para la Victoria, la Presidenta demostró que es ella la única figura que concentra el poder del espacio K en el distrito. Cómo fue la trastienda de los anuncios oficiales; y cuáles fueron las inclusiones y los vetos que realizó Cristina en la confección de la lista de legisladores.
La noche del viernes previo al cierre de listas, el senador Daniel Filmus se dirigía, expectante, a la quinta de Olivos para reunirse con la Presidenta. Estaba citado a las nueve de la noche. En aquel momento, todavía no sabía que una hora antes Cristina Kirchner había recibido al ministro Amado Boudou, y que a las ocho y media, había hecho lo mismo con el titular de Trabajo.
Cuando Filmus llegó a la residencia, lo esperaban Cristina y Carlos Tomada, y fue la Presidenta quien le comunicó que era él, el candidato elegido para competir con Mauricio Macri. En un gesto de evidente lectura, Cristina nunca lo recibió a solas, como en cambio, si lo hizo con los ministros de su gabinete.
Al día siguiente, apenas pasado el mediodía, los flamantes integrantes de la fórmula porteña fueron citados a la Casa Rosada, donde el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini les informó cuál era la lista de legisladores que se inscribiría en la Justicia.
La historia del armado de esta boleta -en la que se priorizó a la juventud K- es compleja y denota el poder que maneja la Presidenta en el distrito capitalino, donde no hay ahora ningún dirigente que haya podido negociar siquiera un nombre.
Primero, los tres precandidatos a Jefe de Gobierno armaron listas con sus postulantes a legisladores –una curiosidad es que Filmus y Boudou colocaron los nombres en orden de prioridad, mientras que Tomada lo hizo en orden alfabético- y las llevaron a la Casa Rosada. Luego, Zannini y el titular de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina, –con la colaboración del primer candidato a legislador Juan Cabandié- confeccionaron una boleta potencial que fue presentada ante la Presidenta.
Según precisaron fuentes kirchneristas a LPO, Cristina la revisó nombre a nombre -desde el puesto uno hasta el número treinta-, consultó sobre algunos dirigentes a quienes no conocía y luego, introdujo los cambios que creyó más convenientes. No lo hizo sola, su hijo Máximo estuvo pendiente del armado de la lista y asesoró a su madre.
Entre las modificaciones presidenciales más sobresalientes, se encuentra la ubicación en el puesto dos de Gabriela Alegre; una legisladora que no había sido postulada por ninguno de los tres precandidatos, pero que contó con el pedido expreso de las organizaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
También fue una decisión de Cristina el corrimiento del presidente del PJ porteño, Juan Manuel Olmos, quien pasó del puesto tres –donde lo había ubicado Zannini- al lejano lugar diez; que encima después, por la Ley de Cupo Femenino, terminó siendo el número once.
El sindicalista Alejandro Amor, por pedido de Boudou; Dante Gullo, por su vinculación con La Cámpora y la vicepresidente del INADI, María Rachid -una candidata postulada por el senador Daniel Filmus- completan la nómina de los primeros puestos, con posibilidades concretas de ingresar a la Legislatura porteña.
Luego, en lugares más lejanos donde ya no hay expectativa real de ocupar una banca, la Presidenta también ubicó a dirigentes y personajes de su estima. En ese grupo se encuentra Hilda Montenegro, una nieta recuperada, a través de cuyo caso se pudo comprobar que el dictador Rafael Videla estaba al tanto de la expropiación sistemática de niños.
También fueron incluidos en la boleta, por expresa voluntad de Cristina, el guionista y director de cine David Blaustein, el presidente de la Corporación Puerto Madero y miembro de La Cámpora, Iván Heyn, el dirigente del FUP (Frente Unidad Peronista) y conductor de la mañana en radio Cooperativa, Carlos Montero, y Sandra Bergenfeld, la presidenta de la Auditoría de la Ciudad.
Fuentes cercanas a la Casa Rosada aseguraron a LPO que en la reunión que la Presidenta mantuvo con Filmus y Tomada en Olivos, les aseguró que se involucraría personalmente en la campaña –al día siguiente, estuvo junto a ellos para el lanzamiento oficial de la fórmula- y le remarcó a Filmus que la lista que se había decidido “no era la lista del progresismo, sino la de un frente nacional y popular”.
Al respecto, no fueron pocos los que leyeron en Cristina un claro mensaje de exclusión al diputado Aníbal Ibarra -un amigo personal de Filmus y dirigente de su entorno-, cuando en su discurso del ND Ateneo, Cristina se encargó de precisar que el proyecto que ahora encabeza y que fue encarado en el año 2003 por Néstor Kirchner “nunca pudo hasta ahora gobernar la Ciudad”.
Fuente: lapoliticaonline.com