La norma incluye todos los espacios cerrados de trabajo, restoranes, teatros, cines, boliches y bingos, entre otros. Se limitará la publicidad y se agregarán advertencias con imágenes en los paquetes de cigarrillos.
La mejor campaña para erradicar el tabaquismo de la vida diaria, desde ahora, es la ley. Ayer la Cámara de Diputados aprobó (por 182 votos a favor, uno en contra y una abstención) el proyecto que establece la prohibición total de fumar en ambientes públicos cerrados, que impide la publicidad, promoción o patrocinio de actividades por empresas tabacaleras y que obliga a los fabricantes a incluir imágenes y mensajes que alerten sobre los efectos que causa el cigarrillo, por ejemplo “fumar causa cáncer”.
La iniciativa impedirá fumar en lugares de trabajo cerrados y en cualquier espacio destinado al acceso de público (por ejemplo, restoranes, boliches, bingos, teatros o cines). Tampoco se podrán vender, exhibir, distribuir y promover productos elaborados con tabaco en escuelas públicas o privadas, hospitales; oficinas y edificios públicos; medios de transporte públicos; museos, clubes y salas de espectáculos como cines, teatros y estadios.
De acuerdo con el texto, que había sido aprobado por el Senado en agosto de 2010, tampoco se podrán utilizar expresiones como “light”, “suaves” u “otras que creen la falsa impresión de que un producto con tabaco es menos nocivo que otro”.
Si no se cumple la ley en los lugares 100% libres de humo o se hace publicidad que incite al consumo, se pueden aplicar fuertes multas que no recaerán sobre el fumador, sino sobre el dueño del lugar donde se haya detectado una persona fumando. Según la norma, el valor de la multa será el “equivalente al precio de venta al público de 250 a un millón de paquetes de cigarrillos de los de mayor precio comercializados en el país”. Hoy un precio promedio de un atado de cigarrillos se ubica en los $7.
Con respecto al expendio de cigarrillos, la norma también es dura en este punto: prohibirá la venta por unidad (algo frecuente), ya sea por medio de máquinas expendedoras o “por cualquier otro método”.
Fuente: La Razón