
Ni tan calvo, ni tan peludo. Un conflicto indisimulable pero un trasfondo distinto. Como tras la muerte de Néstor Kirchner, y salvando las distancias, con el resultado de las elecciones Hugo Moyano se siente incómodo. Pero no retrocede. Paritarias sin techo, ¿sí o no? La urgencia para Cristina de una nueva impronta.
La ríspida disputa pública por las paritarias del año próximo entre la Presidente y el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, no debe llevar a engaño. Ni Cristina Kirchner está dispuesta a forzar la salida del líder de los Camioneros ni él piensa en cruzar la vereda en donde no da el sol.
Esto no significa que de ambos lados, en particular desde el principal despacho de la Casa Rosada, no se siga considerando que Moyano es mejor bajo fuego, y que desde el moyanismo no se piense que deben contestar todos y cada uno de los mensajes envenenados que les envían desde el Ejecutivo.
La famosa cuestión de la negociación colectiva de comienzos de 2012 deja ver una parte de la trama, pero no toda. El titular del gremio de Canillitas, Omar Plaini, advirtió que las partitarias las van a negociar «como todos los años, sin límites». Además, reiteró que la central obrera insistirá con el proyecto de reparto de utilidades empresariales que fue rechazado explícitamente por la propia Presidente. Plaini reiteró el martes que las paritarias no tendrán «ni piso ni techo», pero también descartó que vayan a producirse «desbordes».
La central obrera tiene un criterio, «que en la negociación de paritarias no hay piso ni techos», afirmó el adláter de Moyano. «Lo hemos ratificado desde que el ex presidente (Néstor) Kirchner devolvió las paritarias, se encargó de recordar, y sólo pidió que no hubiera «desbordes, que no los ha habido». Como todos los años, «seguramente lo vamos a negociar en este esquema, sin piso ni techo», anticipó el sindicalista.
El alusión al conflicto que mantiene la Uatre, que en los últimos días derivó en cortes de rutas en todo el país, Plaini pidió que los conflictos «se resuelvan a través del diálogo». Y para subrayar que no se quieren «bajar» de ningún reclamo, reiteró que la central obrera insistirá con una ley para que los empresarios repartan sus ganancias con los trabajadores. «Hemos fijado una posición en donde ahí tenemos un matiz con el gobierno, que cree que debe ser en el marco de las paritarias: nosotros creemos que ante un sector muy voraz, necesitamos una norma que lo establezca», explicó Plaini.
Esta postura, en apariencia intransigente, se complementa con las declaraciones de Gerardo Martínez, el titular de la UOCRA, quien reveló dos cosas: que Moyano «quiere continuar con su mandato» al frente de la central obrera, para lo que «tiene las condiciones y el respaldo de los compañeros». Y al ser consultado sobre si se postulará para sucederlo, aclaró: «No tengo la ambición».
En el marco de la 59º Convención Anual de la Cámara de la Construcción (CAC), el titular de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) apuntó que Moyano «quiere continuar con su mandato y me parece que tiene las condiciones y el respaldo de los compañeros para continuar al frente de la CGT». De todos modos, abrió el paragüas y advirtió que, para julio de 2012, «todavía falta tiempo y cuando llegue el momento del Congreso, allí veremos si él se presenta o no, o si hay otras listas u otros candidatos». (Para quienes se ilusionan con un recambio en la cúpula de la CGT, la «pica en Flandes» de Martínez sigue siendo una salida a dos puntas: para concretar el desbanque y, entretanto, para mantener a Moyano a raya).
El dirigente del gremio de la construcción también se refirió a las negociaciones salariales del próximo año: «Las paritarias, desde que se comenzaron a aplicar, no tienen techo y no tienen por qué tenerlo. (La solución) Está en la sensatez y en la realidad que se presenta en cada una de las actividades». En el caso de la UOCRA, remató, «responsablemente los trabajadores nos juntamos con los representantes de las cámaras empresarias y buscamos acordar de acuerdo con lo que pasa en la actividad de la construcción».
Los vaivenes en la relación entre el sindicalismo corporativo y el «cristinismo» reconocen una fecha de nacimiento por todos conocida: el 17 de octubre de 2010. Aquel día, en su dinámica indetenible y patológica por ocupar espacios, Moyano le reclamó a Néstor y a Cristina que un dirigente surgido de las filas del sindicalismo peronista ocupara el segundo lugar de la fórmula presidencial del kirchnerismo. Lo que siguió después es historia conocida: la muerte de Kirchner, las acusaciones contra Moyano de parte del riñón del oficialismo, su eclipsamiento en la cúpula del PJ bonaerense a manos de Daniel Scioli, las declaraciones de los hijos de Moyano contra Cristina y su estilo. En fin, el vodevil en el que lo que los distancia queda en evidencia y, tras bambalinas, las negociaciones a través de los muchos vasos comunicantes son permanentes.
En este complejo claroscuro de relaciones se monta la defensa sin fisuras de la Presidente de la gestión de Mariano Recalde en la intervención de «Aerolíneas Argentinas». Recalde es el hijo de Héctor, el histórico asesor jurídico de la CGT moyanista, aquel que se peinaba para salir en los afiches de campaña. Mariano comenzó a tener vuelo propio en la mesa del poder gracias a su relación con Máximo Kirchner, el conductor en las sombras –y no tanto- de «La Cámpora», organización con la que mantiene un estrecho vínculo Facundo, el ideologizado hijo menor de Moyano.
En un reciente acto en un hangar de «Aerolíneas», Cristina repasó los conflictos por los cuales estuvieron los vuelos parados, entre ellos una colitis masiva. Respaldó a Recalde (h), dijo que al sindicalista Ricardo Cirielli (cercano a Eduardo Duhalde) «hay que convencerlo para que trabaje» y acusó a algunos gremios de realizar «boicots encubiertos» para perjudicar las operaciones de la compañía. La Presidente fue mucho más allá esta vez y apuntó contra la conflictividad laboral en la aerolínea de bandera. «Son boicots encubiertos –dijo-. No son acciones declaradas y abiertas. Son vuelos que no salen, vuelos que no llegan, vuelos que se caen. Hacen lo mismo que se hacía en aquella época en que se vaciaba la empresa. Pero…¿hacerlo ahora con un gobierno democrático que recuperó la línea de bandera?», se preguntó.
Entre esos «boicots encubiertos» Cristina recordó que en 2008 varios pilotos de la compañía que se encontraban en distintas ciudades del mundo acusaron una colitis simultánea para no volar, lo que obligó a suspender una gran cantidad de operaciones. Una situación similar sucedió un año después, en mayo de 2009. «Lo de la tendinitis era mejor», bromeó la mandataria al comparar esta situación con el paro que realizaron tiempo atrás los trabajadores de los subtes. Luego de convocar a «reflexionar» a los seis gremios aeronáuticos, les aclaró que a Mariano Recalde «no lo puso el espíritu santo» al frente de la empresa sino que fue ella quien lo designó. Y que es ella la que está detrás de todas las decisiones que se toman en la compañía día a día, como la restructuración de vuelos anunciada la semana pasada.
De esta manera hizo dos movimientos en uno: descartó que vaya a tener final feliz la campaña de desestabilización de Recalde por parte de los gremios opositores; y en su momento de mayor poder advirtió de qué modo tratará a aquellos que desde los sindicatos se animen a enfrentarla. «Los va a poner de cara a la sociedad cada vez que lo intenten», explicó una fuente muy cercana a CFK.
Cuando recién comenzaba la pasada campaña electoral, apuntamos que la disputa entre Cristina y Moyano sería la clave de un futuro gobierno kirchnerista. Planteábamos entonces que la lucha por el poder sería descarnada. A una semana de asumir su segundo mandato, Cristina se encuentra apoyada en un caudal de votos que, tal como ocurrió después del fallecimiento de Kirchner, puso a Moyano contra la pared. Sin embargo, al menos en la escena pública, no parece que el moyanismo esté a dispuesto a ceder terreno sin decir «esta boca es mía». En ese plano, resulta natural que no estén dispuestos a admitir un techo en las paritarias. Pero el techo existe. Y será del 18 por ciento, como anticipamos.
Director de gacetamercantil.com/por Julio Villalong