La importancia del Proyecto Sur de apoyo a las traducciones de obras de autores nacionales, la oportunidad de juntarse para debatir, intercambiar experiencias y relacionarse con editores de distintos países, son los puntos destacados por escritores argentinos llegados a esta ciudad para participar de la Feria del Libro de Frankfurt.
Mora Cordeu
«Tenemos que tener en cuenta que esta feria es diferente a la nuestra, está dirigida a los editores, por lo que si logramos escucharnos entre nosotros -en 55 mesas redondas-, se va a dar un congreso virtual de la cultura argentina», dice Guillermo Martínez en diálogo con Télam.
Esta edición de la feria que se inaugurará mañana y que tendrá a nuestro país como invitado de honor «ha logrado reunir escritores de tendencias estéticas y generaciones distintas en un solo ámbito. Y esta participación puede ser el principio de un debate sobre la literatura argentina contemporánea», arriesga.
Claudia Piñeiro resalta el Proyecto Sur, impulsado por la Cancillería argentina, «tanto para los que están traducidos en Alemania como para los que empiezan a traducir. Hay editoriales que sin el subsidio no hubieran traducido obras».
«Si hay 300 títulos traducidos es porque la Argentina viene como invitada de honor a la feria. Estar acá significa tener mayor contacto con la prensa y los lectores», considera la escritora, que acaba de recibir el premio de Liberatur a la mejor novela traducida al alemán de mujer escritora de continente emergente.
Ana María Shua subraya que su novela «La muerte como efecto secundario» iba a ser traducida por la university of Nebraska Press: «Me habían pagado los derechos y también a la traductora pero como no es comercial lo hizo finalmente por el programa Sur».
«Me parece maravilloso tantos escritores juntos, solemos no vernos casi nunca y más si alguno vive fuera de la ciudad. Es bueno compartir entre nosotros», disparó Luisa Valenzuela.
«Somos un grupo muy heterogéneo, muy rico, hay muchas mujeres –describe- y va a ser fascinante porque es una feria muy cerrada, con poca afluencia de público».
Cofra (Comisión para la presencia argentina en la Feria del Libro de Frankfurt) «ha hecho acá un despliegue extraordinario, no sólo con la literatura, sino con la plástica, la música. Y a lo largo del año hubo otras actividades en varias ciudades alemanas y después continúan hasta diciembre», remarca.
Durante la feria, cuenta Valenzuela, «voy a participar de una mesa sobre Cortázar que me entusiasma porque soy muy cortazariana, otra sobre Mujer y Poder, un tema que toco en mi novela («El Mañana») y en una mesa de literatura fantástica, donde me interesa ver cómo este género se transformó en otra cosa: en una parodia».
En los años de la dictadura «el miedo estuvo tan fuerte que los monstruos no nos hacían mella».
«Tengo tres o cuatro libros publicados gracias al Proyecto Sur como una vieja novela mía, «El gato eficaz», muy experimental y compleja para traducir, ahora salió en inglés. Había otras traducciones pero nunca me gustaron. Esta sí», afirma.
Para Sergio Olguín, «la feria este año es una excusa para poner la literatura argentina en primer plano y promocionarla. Como industria está siempre relegada por otras industrias culturales, aunque esto se revierte ahora en la feria con la posibilidad de exportar cultura, de que autores argentinos sean más conocidos».
Olguín, quien estará en una mesa sobre «Fútbol y Literatura» acaba de participar en esta ciudad de dos lecturas organizadas por la editorial Schroder, «que hizo una versión para colegios de «El equipo de los sueños», y otra con maestros, realizadas en las afueras de la ciudad. Y una actividad en la Biblioteca Central, donde leí fragmentos de mi novela ’Springfield’».
«Tengo muchas expectativas, porque aunque «76» y «Los topos» fueron traducidas al alemán, nunca vine a esta feria. Me gusta la idea de reflexionar sobre el tema de la memoria, hay una mesa en la que estoy con Estela de Carlotto (Laura Alcoba, Analía Argento y Ulises Gorini)», apunta Félix Bruzzone.
«Estuve leyendo el libro de Analía («De vuelta a casa, historias de hijos y nietos restituidos») para intercambiar puntos de vista: qué se puede decir sobre el tema desde el discurso que ella va enhebrando en la investigación. Los alemanes por su historia se sienten interpelados por los derechos humanos», opina el reciente ganador del premio de literatura alemán Ana Serghel.
A Bruzzone le sorprende «la movida de tantos escritores, es increíble que se haya generado tanto movimiento. Es raro que pase algo así, más con la literatura».
Participar de la Feria, tiene un efecto multiplicador, estuve ya en Berlín, en la Casa de las Culturas, y di una charla (Historia, Memoria y Ficción) junto a Martín Kohan y Maria Sonia Cristoff.
Fabián Casas, que estuvo en Berlín varias veces leyendo sus obras, visita la feria de Frankfurt con ganas de leer a otros autores: «Soy más lector que escritor y me contactaron agentes literarios para traducir mis textos. En alemán ya tradujeron mi novela «Ocio» y una antología con mis libros de poesía».
Luego de asistir a algunas ediciones, Elsa Osorio comenta que «el país elegido tiene los focos puestos. Es una feria de negocios editoriales y para nosotros significa mucho por todas las redes que se tejen. Mas teniendo en cuenta que en lengua castellana es poco lo que se traduce, tanto de España como de Latinoamérica».
Su novela «Callejón con salida» salió en julio en alemán por el Proyecto Sur que va a traducir al polaco los dos libros anteriores («Cielo de tango» y «A veinte años, Luz»).
«Yo estoy publicada en Alemania hace diez años, es un país líder de opinión en el sector editorial -remarca-. El lector alemán es alguien comprometido y literariamente muy atento, se fija en todo».
Fuente: Telám