El la que fue la primera audiencia del juicio por el crimen de Solange Grabenheimer, ocurrido en enero del 2007, su amiga y única imputada en la causa, Lucila Frend, aseguró que ella no la mató, y como lo hizo desde un principio ratificó sus sospechas sobre los trabajadores de una obra en construcción lindera al departamento que ellas compartían en Vicente López. Los jueces también escucharon el testimonio de un ex novio de la imputada, que admitió haber tenido una relación la chica asesinada.
En lo que fue la primera audiencia del juicio por al crimen de Solange Grabenheimer, la única imputada por el hecho, Lucila Frend, sostuvo su inocencia, y ratificó sus sospechas respecto a un albañil que trabajaba en una obra lindera a su departamento en la localidad de Florida, quien, especuló, pudo haber entrado por la puerta de un balcón que «estaba abierta». La joven -que era amiga de la mujer asesinada- declaró por más de cuatro horas ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro, que también escucharon el testimonio de su ex novio, que admitió haber tenido una relación con Solange, posterior a su noviazgo con Lucila.
«Estoy casi segura de que la puerta estaba abierta. No se podía cerrar con llave porque estaba rota. Desde octubre, por el calor, la dejábamos abierta. Uno de los albañiles de la obra de al lado entraba al PH por esa puerta para hacer unas refacciones. A mí me molestaba que (Solange) dejara entrar al obrero, pero ella me decía que era de confianza», dijo Frend.
La joven intentó desvincularse del crimen ante el que la juzga desde esta mañana por «homicidio doblemente calificado por alevosía y ensañamiento», un delito que prevé la pena de prisión perpetua.
Frend llegó pasadas las 10 a los Tribunales, y sin hacer declaraciones a la prensa ingresó a la sala de audiencias, donde minutos más tarde comenzó a ser indagada por los jueces Lino Mirabelli, Oscar Zapata y Hernán San Martín.
En el transcurso de su declaración, la única imputada por el crimen de Solange lloró en varias oportunidades, una de las cuales fue cuando recordó, de acuerdo a su testimonio, el momento en el que encontró muerta a quien fuera su amiga.
«Pensé en el obrero. Uno de los obreros le mandó un mensaje de texto a Sol invitándola a salir, gustaba de ella», señaló, para luego recordar que el lunes anterior al hecho, cuando salió a su trabajo, se sintió intimidada por un hombre que estaba en la obra: «Me miró muy raro, fijo y se metió volando dentro de la obra. Me miró con mirada de odio», indicó.
Cuando el fiscal del juicio Alejandro Guevara le preguntó si esa persona era uno de los obreros que Solange dejaba entrar, la acusada respondió que «no lo puedo asegurar, pero tenía un parecido en las facciones».
Al comenzar su testimonio, Frend hizo un relato del 10 de enero del 2007, cuando ocurrió el crimen, y dijo que cuando salió de su casa para dirigirse a su trabajo, Solange «dormía como todos los días».
«Salí de mi casa y juro que Sol estaba durmiendo», recalcó la acusada, que señaló además que en el momento de hallar el cuerpo el novio de la chica asesinada señaló algo que vinculaba el crimen con la actividad del padre de Solange.
«El dijo, ‘ya sabemos de dónde viene ésto: por el lado de Robbi’”, señaló la acusada, que aclaró que se refería al padre de la víctima, Roberto Grabenheimer, dueño de un negocio de polarizado en la zona de Warnes.
Respecto al hallazgo del cadáver, Frend recordó que «Solange estaba tirada en el piso» de su cuarto y que «todas las sábanas estaban llenas de sangre».
«Entramos con Santiago (novio de Sol). Apenas abrimos la puerta escuchamos el despertador de Sol sonando. Noté que el contestador del teléfono estaba desenchufado, ahí me asuste un montón, empecé a temblar, ahí pensé que algo malo había ocurrido», recordó Lucila al declarar ante los jueces.
«Yo no me animaba a subir. Santiago subió la escalera caracol y gritó `Sol está tirada en el piso, está todo lleno de sangre`. Subí, Sol estaba tirada, tenía sangre en la espalda y todas las sábanas estaban llenas de sangre. Parecía muerta, no se movía, no respiraba», agregó.
Además, la imputada acusó al fiscal Guevara de haberla «obligado» a realizar una reconstrucción del hallazgo del cadáver, tras la cual solicitó su detención.
«Fue un abuso absoluto. Todos me miraban como si yo fuera la culpable», dijo Frend, tras lo cual recordó: «Me obligaron a pasarle un cable por el cuello a un gendarme y hacer como que lo ahorcaba. Yo no quería hacerlo, ellos me obligaron», declaró.
Otro que declaró en lo que fue la primera audiencia del juicio fue Pablo Barreda, ex novio de Lucila, que admitió que había mantenido un vinculo con Solange, posterior a su relación con la imputada.
Patricia Lamblot, la madre de la víctima, reiteró sus sospechas sobre Lucila, y además de asegurar que las chicas “no estaban bien” ante los jueces, luego, ante la prensa, sostuvo que “existen evidencias” de que la acusada «estaba obsesionada» con su hija.
Marina Harvey la madre de Lucila, en tanto volvió a defender a su hija: «Lloró mucho, porque no es fácil estar en tus pies cuando todo un país dice que sos una asesina», argumentó.
Desde la defensa de la joven reclamaron, en tanto que «todavía no se han investigado otras hipótesis» como la del albañil.
Fuente: InfoRegión