La salvaje salidera pudo evitarse. Y también la muerte de Isidro. Un guardia, un policía de custodia y un cajero admitieron graves problemas de seguridad en la entidad crediticia
El Santander Río se subió al banquillo de los acusados: el día de la salvaje salidera había dinero y no se lo quisieron dar a Carolina Píparo; un guardia de Prosegur y un policía a cargo de la custodia admitieron que no veían las cámaras ni las grabaciones. Y que «podía entrar «cualquiera a robar, en cualquier momento». Uno de ellos era corto de vista y por eso no alcanzaba a observar las cámaras de monitoreo.
Tampoco tenían una línea para llamar al 911 porque no había comunicación con el exterior y debían «marcar una docena de números» para salir con un teléfono de línea fija.
Los testigos revelaron que luego del ataque a Carolina, las autoridades del banco realizaron reuniones con abogados para definir lo que iban a declarar en tribunales.
Así, la responsabilidad penal de los siete acusados ayer perdió visibilidad ante las alarmantes declaraciones que se obtuvieron en la octava jornada del juicio oral. Y en rigor, mucha de la información colectada será decisiva para la demanda que tramita en el fuero civil.
En lo sustancial, los testigos dijeron que la seguridad de la sucursal del Banco Santander Río de 7 y 42 era deficiente.
-¿Es el banco ideal para afanar?- preguntó el fiscal Marcelo Romero al policía del banco
-Sí- , respondió el testigo, que en la actualidad se encuentra con carpeta psiquiátrica.
Cuestión de imagen
En la jornada de ayer también declaró Alberto Andrada, cajero de la sucursal de 7 y 42. Durante varios minutos el testigo no quiso responder preguntas, lo que hizo reaccionar tanto al tribunal como a la fiscalía y la querella.
El cajero se animó luego a decir que antes del juicio oral, él y el resto de sus compañeros del banco fueron citados «por un abogado en una oficina de Puerto Madero». Según indicó, el objetivo fue recibir indicaciones de qué y cómo debían declarar para no perjudicar la imagen de la entidad crediticia.
Ante la insistencia de las preguntas, finalmente el cajero reveló que el abogado se llama «Pérez Duhalde».
Se trata del destacado penalista que asistió al cajero y tesorero Gerardo René Pereda, al comienzo de la investigación, y que había sido incriminado por Carolina y su madre como el presunto informante que tenía la banda dentro del banco, para asaltar a clientes que retiraban dinero. Pereda ya fue sobreseído. Y no se encuentra entre los acusados.
«De acuerdo a lo escuchado en la audiencia, es una vergüenza que una institución bancaria no adopte medidas de seguridad para los clientes. La seguridad es sólo para ellos, para resguardar su plata», señaló el abogado Gustavo Galasso, quien asiste a Carolina junto a Fernando Burlando.
La ruta del dinero
Valeria del Valle, es gerente de la sucursal del Santander Río de 7 y 42. Declaró que el 28 de julio de 2010, en esa sede bancaria, se contaba con más de 20 mil dólares. No obstante, cuando Carolina Píparo fue a pedir su depósito de 10 mil dólares y 13 mil pesos, el tesorero le dijo que «regrese al día siguiente»
La cuestión es que Carolina volvió. Y fue cuando la «marcaron» y sufrió la brutal salidera que derivó en la muerte de su bebé, Isidro.
«Dios nos ampare», dijo el fiscal
En la audiencia de ayer, también declaró el empleado de seguridad del banco Hugo Vieyra, quien ratificó que las caja eran visibles para cualquiera que estuviera en el banco, y habló de las condiciones con las tenían que garantizar la custodia del lugar. Dijo que no tenían medios de comunicación para estar en contacto con la guardia policial y que la gerencia imparte las directivas particulares para cada sucursal. «La empresa (Prosegur) asegura que no puede disponer de medios de comunicación interno entre los custodios y policías «, dijo, y manifestó que a los custodios les decían «arréglense con lo que tienen».
Cuando en la sala de audiencias, el testigo comentó cuáles son las medidas actuales de seguridad en la sucursal de 7 y 42, se escuchó decir al fiscal Marcelo Romero: «Dios nos ampare».
«Había más de 20 mil dólares en el tesoro»
«Cuando se presentó la señora Píparo había más de 20 mil dólares en el tesoro. El tesorero decidió no entregarle el dinero», aseguró la gerenta Valeria del Valle, detallando que «a la luz de los hechos hubiera preferido que le entregue el dinero, pero actuó como cualquier tesorero lo hace habitualmente.
Por definición el cliente podía retirar todo su dinero de una cuenta a la vista».
Del Valle aseguró que «es imposible tener en el tesoro el stock de dinero de todos los clientes» con cuentas a la vista como cajas de ahorro o cuentas corriente, tanto en pesos como en dólares.
Para la entrega de dinero a los clientes, la gerente que hoy cumple funciones en la sucursal de Gonnet sostuvo que «no hay ninguna directiva escrita ni verbal, el que dispone es el tesorero. Existe libre albedrío».
La gerenta dijo que la seguridad del banco era la adecuada. Pero esa afirmación fue puesta en jaque por la fiscalía, la querella y el tribunal que la sometieron a un intensivo interrogatorio. Al final, Del Valle admitió que en febrero de 2010, hubo una salidera que no fue informada, en la que una sola persona desarmada estaba a cargo de custodiar la entidad y no tenía comunicación directa con el policía que estaba en «el búnker».
La testigo Del Valle habló del momento en que Carolina retiró el dinero y fue marcada por Miguel «Pimienta» Silva. «Las cajas estaban a la vista, cualquiera podía ver, era un lugar abierto. Se podía escuchar y no había barreras visuales». Las mamparas que hoy separan las cajas del resto de los bancos fueron impuestas como consecuencia del caso Piparo.
«Todo medio free, medio light»
En su testimonio, la gerenta del Santander Río Valeria del Valle afirmó que a Carolina le correspondía por ley que le entregaran todo el dinero el primer día que lo fue a solicitar, el 28 de julio de 2010, un día antes de la fatal salidera.
También explicó que cada sucursal bancaria tiene un seguro de riesgo que cubre un monto determinado de dinero. Si cualquier cliente quiere hacer un depósito que supere ese monto, no tendrá garantías de lo que ocurra ante un hecho de robo.
«En este banco es todo medio free, medio light», preguntó el fiscal Marcelo Romero luego de escuchar que no existían órdenes escritas ni verbales de cómo actuar en situaciones de emergencia y que solo se hacía referencia a un manual de procedimientos internos de la entidad.
Como la gerenta eludía las respuestas, el tribunal integrado por Claudio Bernard, Silvia Hoer y Liliana Torrisi le exigió que sea «clara y concreta».
El público presente comenzó también a fastidiarse ante la falta de colaboración de la testigo. Y el clima se puso muy tenso. En un momento, el fiscal refrendó «menos mal que el Papa es argentino y va a poder rezar por nosotros».
Fuente: Diario Hoy