El vicepresidente Amado Boudou ayer no sólo tuvo el tupé de encabezar el acto por el Día de la Independencia en Tucumán, en una clara falta de respeto a los próceres que pusieron los cimientos de la Patria, sino que también pronunció un discurso en el que intentó rescatar a Juan Domingo Perón.
Boudou se formó en las filas de la Ucedé, el partido político fundado por el gorila Alvaro Alsogaray, un entusiasta defensor de todos los procesos militares, que mantuvieron proscripto al peronismo durante 18 años.
El vice de Cristina Fernández ayer reemplazó en un vergonzoso acto a la presidenta Cristina Fernández, quien para no estar presente puso como excusa un poco creíble cuadro de faringolaringitis.
Boudou hizo uso de la palabra durante 11 minutos, sin transmisión de la cadena oficial. En su alocución, colmó de elogios a la jefa de Estado a la que pidió «seguir trabajando por una patria libre y soberana que rompe con el colonialismo económico», en alusión a la negociación por la deuda en la que el gobierno deberá pagar dólar sobre dólar a los fondos buitres por la mala negociación de la gestión K.
La presencia de Boudou fue muy cuestionada por todo el arco político de la oposición y estuvo en duda por su situación judicial. Ayer, eufórico y levantando las manos, Boudou dijo: «Tenemos una Presidenta que toma las decisiones por y para el pueblo». Lo manifestó en el teatro Mercedes Sosa, frente a la plaza Independencia, donde también estuvo el gabinete nacional, a excepción del titular de Economía, Axel Kicillof, y del canciller Héctor Timerman, abocados a la negociación con los fondos buitre en Nueva York.
En ese marco, el vicepresidente cuestionó a quienes «se llevaron puesto al país con el megacanje y con la estatización de la deuda pública», ante un séquito de aplaudidores K que lo festejaron. Obviamente, nada dijo del canje de deuda que el organizó como ministro de Economía, cuando se le pagaron millonarias comisiones a bancos y consultoras que participaron en un proceso que terminó “convalidando” una deuda externa ilegal e ilegítima, que jamás fue ni siquiera auditada.
Obediencia debida
La realidad es que la supuesta patología de la presidenta, que la ha llevado a estar ausente durante una semana de la escena pública, no resiste el menor análisis. Más bien, parece tratarse de una estrategia con el claro objetivo de que la mayoría de sus ministros no tuvieran otra alternativa que acompañar a Boudou en el acto de Tucumán. Sucede que, a esta altura de los acontecimientos, no defender al vice es no defender a la primera mandataria.
Todos los funcionarios K que ayer estuvieron presentes hicieron obediencia debida y quedaron pegados con un bochornoso hecho: el acto central de una de la principales fechas patrias, que se realizó en el mismo lugar donde nació la República, fue encabezando por el primer vicepresidente de la historia que fue procesado por la Justicia al estar seriamente involucrado en un grave caso de corrupción. Todos los que aceptaron esta infamia son cómplices.
Seguramente, con el correr de los años, los historiadores recordarán este hecho como uno de los más lamentables de la gestión K, que se encamina a su final. Este gobierno tiene fecha de vencimiento: en diciembre de 2015, Cristina deberá entregar el mando.
La presidenta actúa de esta manera porque el escándalo por la compra de la exCiccone nunca podría haberse concretado de no haber sido Néstor Kirchner el ideólogo de la operatoria. Se sabe que, desde hacía tiempo, el santacruceño estaba obsesionado con quedarse con el millonario negocio de la impresión del papel moneda, siendo Ciccone la única empresa privada del país que tenía las instalaciones necesarias para poner en marcha ese negocio.
En ese escenario, Boudou –que era ministro de Economía, cuando sus testaferros se quedaron la planta impresora- habría sido un mero ejecutor de órdenes que venían de mucho más arriba.
Luego del bochornoso acto de ayer, no sería casualidad que la primera mandataria, como arte de magia, vuelva a aparecer en el escena pública en los próximos días, intentando aprovechar el furor que despierta la Selección Argentina en el Mundial, que el próximo domingo volverá a jugar una final –contra Alemania- luego de 24 años.
Lo que parece olvidarse Cristina es que la ciudadanía está atenta, y no se dejará tomar el pelo. Ya lo dijo Perón: “cuando los pueblos pierden la paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento”.
Incidentes con militantes pagados
El gobierno K movilizó ayer alrededor de 15.000 militantes pagos y clientelares hasta la plaza Independencia de Tucumán, en su mayoría fueron trasladados desde municipios del interior de la provincia.
La concentración se limitó al espacio frente al teatro Mercedes Sosa, donde se realizó el acto central con la presencia del vicepresidente Amado Boudou, que apenas estuvo dos horas en la provincia, y el gobernador José Alperovich. A 10 cuadras se ubicaron los cerca de 150 colectivos que se usaron para los traslados y que llevaron de regreso a los participantes, sin que se queden en la capital para presenciar el partido entre Argentina y Holanda por la segunda semifinal del Mundial de fútbol que se disputa en Brasil.
En la concentración hubo un momento de enfrentamientos entre grupos antagónicos, identificados por su pertenencia al kirchnerismo o al alperovichismo, que concluyó con una docena de lesionados leves y dos policías golpeados cuando cayó una valla de contención. También resultó agredida la periodista de Radio Universidad Carolina Ponce de León, que aseguró haber sido golpeada por la custodia de Boudou. Desde los palcos del teatro recuperado en marzo pasado a un costo de 8 millones de pesos se colgaron carteles y pancartas, entre ellas una del sector de la Universidad Nacional de Tucumán enrolado con La Cámpora.
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