Misterio en torno a la salud de Kim Jong-un en Corea del Norte
La «desaparición» del líder de Corea del Corte, Kim Jong-un, generó un gran misterio, potenciado luego con la admisión de la televisión norcoreana -para poner fin a las especulaciones- de que el número uno del régimen más cerrado del mundo «no está bien» de salud.
Las dudas sobre la salud de Kim, de 31 años y en el poder desde hace menos de tres años, surgieron a causa de su ausencia en la segunda sesión anual de la Suprema Asamblea del Pueblo, el Parlamento nacional.
No está claro cuál es el cuadro de salud que enfrenta el gobernante. Los medios locales han sido ambiguos y la traducción en inglés de la palabra utilizada para definir su condición fue «discomfort», o sea «malestar» o «dolor».
Kim está casi siempre en el centro de la propaganda de la prensa norcoreana, toda estrechamente controlada por el régimen comunista.
Su última aparición en público fue el 3 de septiembre, cuando asistió a un concierto en compañía de su esposa. Algunos observadores sostienen que el líder norcoreano sufriría de gota, dado que en sus más recientes apariciones parecía tener dificultad para caminar.
Al igual que su padre Kim Jong-il y su abuelo Kim Il-Sung, las actividades de Kim siguen la tradición familiar: visitar puestos y dotaciones militares, estrechar las manos, impartir «instrucciones sobre el puesto» a sus subordinados. Todas actividades que son el centro de la atención de la prensa norcoreana.
Michael Madden, un experto de Corea del Norte, sostuvo que «mirando el modo en que caminaba (en las últimas apariciones en público) se puede hacer una hipótesis de que quizás sufra de gota, una enfermedad que golpeó a otros miembros de su familia».
Otros relacionan su malestar con la dieta. Es el tercer exponente de la dinastía comunista de los Kim que tiene unadesmedida pasión por el queso suizo.
Es insólito también que la ausencia de Kim de la escena pública haya sido dada en primer lugar por la agencia oficial de Pekín, Nueva China.
Al igual que su padre, Kim Jong-un, tampoco tiene buena relación con Pekín, que desde hace tiempo trata de encausar a sus aliados norcoreanos a la vía de las reformas económicas y de la apertura a las inversiones extranjeras. Por el contrario, Jong-un continuó la política de aislacionismo de sus predecesores. En febrero de 2013, ordenó la tercera prueba nuclear de Corea del Norte.
Luego de ser oficialmente señalado como el sucesor de Kim Jong-il, el joven Kim asumió el poder tras la muerte de su padre, a fines de 2011. El culto a la personalidad, ya profesado con su padre y abuelo, se intensificó con continuas apariciones públicas.
Lo que no está claro es cuán fuerte es su «toma» en el poder, que en Corea del Norte está gestionado por un restringido grupo de dirigentes del Partido de Trabajadores y por el ejército.
Otro motivo de irritación para Pekín fue la ejecución, en diciembre del año pasado, de Chang Song-thaek, el tío que era considerado como quien ayudó a Kim a consolidar su poder y que era visto como un admirador de China.
Fuente: Ambito