A pesar de que el oficialismo lo niegue, la virtual intervención de la CTA para apoyar al candidato oficialista en las elecciones de la central obrera, Hugo Yasky, despierta un proceso de gravedad institucional muy grande de cara al futuro. El sostén indisimulado a la burocracia sindical de la CGT por parte del oficialismo y cómo seguirá la pelea al interior de la central creada por Germán Abdala.
La interna en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) para elegir a sus nuevas autoridades, sigue sin definirse, lo que ha hecho que el gobierno lance todos sus dardos a intentar comandar como sea la central obrera, y haya decidido prorrogar el mandato de Hugo Yasky como secretario general hasta tanto se resuelvan las elecciones internas que lo enfrentaron con el Pablo Micheli.
Esto ha traído como consecuencia un quiebre indisimulable al interior de la central creada a principios de los ’90 para enfrentarse al menemismo y a la dirigencia de la CGT que salió a avalar abiertamente el proceso de privatizaciones del Justicialismo de entonces. A partir de ahora, parece difícil que tanto Micheli como Yasky puedan participar juntos en un mismo espacio, ya que las diferencias políticas y los epítetos que se han lanzado mutuamente en las últimas semanas, hacen complicada la vida al interior de la CTA.
Esta interrupción del proceso que tiene la central obrera a su interior por parte del gobierno nacional, inmiscuyéndose en una decisión que no le concierne en lo más mínimo al Ministerio de Trabajo, ponen de manifiesto que a pesar de no estar presente ya entre los vivos Néstor Kirchner, los procesos políticos y las maniobras usadas por él, yendo a “todo o nada”, están más vivas que nunca, y que el kirchnerismo no aceptará así porque sí perder una conducción gremial afín a sus proyectos e intereses partidarios y electorales de cara al 2011.
Tal como se vio luego de los terribles hechos de Barracas, donde resultó muerto el militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, en manos de una patota sindical ligada a los intereses más espurios de la Unión Ferroviaria (UF), sindicato vinculado estrechamente al titular de la CGT Hugo Moyano, el gobierno sale a defender a sus aliados y a tratar de desviar la atención al decir que la prórroga del mandato de Yasky es algo rutinario, aunque no se encargan de remarcar por qué lo hacen y cuáles son los intereses ocultos detrás de esta decisión.
El apoyo que le dio todo el oficialismo en forma sistemática al líder camionero y su accionar al frente de la CGT , es tan importante como el querer desvincularse del brutal crimen del militante del PO, cuando salieron a decir recién sucedido el hecho, que hacía “años” que José Pedraza, el histórico líder de la UF no participaba de reuniones oficialistas, olvidándose que en noviembre del año pasado la propia presidenta Cristina Fernández fue a un acto organizado por la UF , poniéndose inclusive una gorra del sindicato ferroviario, y poniendo como ejemplo de unidad a un sindicato donde las maniobras oscuras los atraviesas de un lado a otro.
Es más, resulta casi ilógico que el gobierno kirchnerista intervenga en una central obrera a la cuál todavía se niega a darle la personería gremial, dejando en claro que la libertad sindical no es un punto fundamental para la vida democrática que pretende el oficialismo, y dejando en claro cuáles son sus socios de cara a la contienda electoral del año que viene.
La Lista 1 que encabeza Pablo Micheli ganó claramente en todo el país, y a pesar de los esfuerzos de intendentes, diputados y gobernadores aliados al oficialismo, Yasky no pudo lograr que los afiliados a la CTA bregaran por una central distante e independiente del poder político K, dándole al gobierno una lección de democracia que dolió tanto como la derrota electoral de las elecciones legislativas del año pasado.
El no querer pertenecer nunca a un partido político o candidato en particular, ha ubicado a la central obrera en un lugar diferente dentro del sindicalismo nacional, un sindicalismo acostumbrado a los negociados y a las actitudes poco claras, y que la CTA vino a desbancar con su actitud democrática de construcción y resolución de problemas a través de asambleas y elecciones internas, algo a lo que la verticalidad de la CGT no acostumbra.
Esta actividad cruzada en parte por sus actitudes frente al oficialismo, sumerge a la CTA en una encrucijada de la cual le costará mucho salir, ya que el no reconocimiento de Yasky de su derrota en las urnas, puede llevar a la central obrera a una dispersión muy grande que puede terminar lisa y llanamente con el quiebre de la misma, donde el único beneficiado sería el kirchnerismo, y los únicos perjudicados sin duda serán los trabajadores.
No hay dudas que las acciones típicas que marcaron el accionar político del santacruceño a lo largo de su vida política, seguirán aunque él no esté físicamente presente, y que el oficialismo tratará por todos los medios de evitar una derrota electoral el año que viene, y un paso previo a esto es la decisión total que se tiene de intentar retener a sus aliados de la CTA al frente de la central obrera sea como sea, a pesar de que los medios rocen en muchos casos la ilegalidad e inmoralidad.
Es evidente que hay detrás de cada una de las posturas, y esto no es más que dos proyectos de país muy diferentes entre sí, que no comulgan el uno con el otro, y que dirimirán sus posiciones en todos los ámbitos, no escatimando el oficialismo ningún recurso para intentar mantenerse en lo más alto del poder sea como sea.
Fuente: www.agenciacna.com