El conjunto de las terminales radicadas en el país fabricaron 54.772 unidades. El aumento en 12,6% de las entregas al mercado interno no fue suficiente para neutralizar el efecto de la retracción en 27,9% de las exportaciones. Las ventas de importados declinaron 17,1%.
Los datos recopilados por la Asociación de Fábricas de Automotores dieron cuenta de una extendida declinación de la actividad productiva, tanto en lo que respecta a los automóviles, 27%, como a los bienes de inversión, aunque en este caso de manera más atenuada: 18% las pick-up y 16,7% los camiones, mientras que los buses cayeron 38 por ciento.
Más acotada fue la baja de producción de automotores en el primer cuatrimestre. Las 218.609 unidades armadas por las terminales acusaron una merma de 5,7% en comparación con similar período del año anterior.
En este caso, la retracción más marcada correspondió a los equipos pesados con 32%, resultante de la caída de 23,9% en camiones y 77% en transporte masivo de pasajeros.
En cambio, la fabricación de autos se contrajo 9,7% y la de pick-ups mantuvo la senda expansiva, a un ritmo de 7,6 por ciento.
Cambia la estructura del mercado
Del lado de la demanda, que fue lo que determinó la contracción de la actividad fabril, el informe de ADEFA dio cuenta de una caída de 27,9% de las exportaciones, principalmente a Brasil y en menor medida de las ventas de unidades importadas 17,1%. Por el contrario, repuntó 12,6% la entrega a concesionarios de equipos nacionales.
En el cuatrimestre los despachos al resto del mundo declinaron 19,5% en comparación con 6,3% que declinó el ingreso de unidades foráneas. El balance en cantidad fue negativo, habida cuenta de que se despacharon 114.937 máquinas e ingresaron 161.160 equipos. En cambio, la penetración de los automotores nacionales se elevó 18,7 por ciento.
De todas formas, se advierte que la restricción a las importaciones de partes fue un factor clave que conspiró contra el sostenimiento del ritmo fabril y llevó a demorar planes de ventas al resto del mundo.
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