El Fondo consideró que la etapa actual de la economía donde muchos hogares arrastran la pesada carga del endeudamiento es «más dolorosa» que el inicio de crisis desatada por la implosión de la crisis hipotecaria. Y estimó en un adelanto de un capítulo del Panorama Económico Mundial (WEO) que estos problemas pueden «prolongarse hasta cinco años».
«Los colapsos del mercado inmobiliario y las recesiones tienden a ser más graves y a durar más tiempo cuando les precede una mayor acumulación de deuda de los hogares», apunta el informe. El FMI citó como ejemplos de países que atraviesan por esta situación a Islandia, Irlanda, España, el Reino Unido y Estados Unidos.
«El consumo de los hogares y el PIB real se contraen más, el desempleo aumenta más, el desapalancamiento de los hogares -ya sea por pago o por incumplimiento de las deudas- es más pronunciado, y la desaceleración de la actividad económica dura por lo menos cinco años», explica el informe.
«La mayor contracción de la actividad tras estos colapsos es demasiado grande como para que sea atribuible únicamente a las mayores reducciones de los precios inmobiliarios. Y tampoco se debe exclusivamente a las crisis bancarias. Más bien, lo que explica la gravedad de la contracción es la combinación del descenso de los precios de los inmuebles con el aumento del apalancamiento previo al colapso», agrega.
Sobre las medidas que pueden tomar los gobiernos para apuntar el crecimiento cuando la deuda de los hogares es un problema, el FMI indica que «las políticas macroeconómicas son una herramienta crucial para evitar contracciones excesivas de la actividad económica durante ese tipo de episodios». Y explica que «las transferencias del gobierno a los hogares desempleados a través de una red de protección social pueden apuntalar sus ingresos y reforzar su capacidad de servicio de la deuda, como sucedió en las economías escandinavas en los años noventa».
También considera el Fondo que la aplicación de «políticas focalizadas» para la reestructuración de la deuda de los hogares puede «aportar importantes ventajas». Y cita los programas audaces y de gran alcance, como el de Estados Unidos en los años treinta y el de Islandia en la actualidad, que pueden reducir significativamente el número de incumplimientos de los hogares y ejecuciones hipotecarias y aliviar sustancialmente la carga de reembolso de la deuda, a un costo fiscal relativamente bajo.
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