Lo ganó por el más chiquito y lo festejó a lo grande. Con el entorno de dos barriadas convulsionadas por una rivalidad que se fue gestando a partir de los cruces de las generaciones más jóvenes de hinchas (los mismos que se encargaron de armar una previa llena de violencia pero que por suerte y por el buen dispositivo de un operativo de 600 hombres, no pudieron cruzarse), el cruce entre Argentinos y All Boys ofreció condimentos de clásico y el “Bicho”, que lo jugó bastante mejor y lo ganó con el oficio de Néstor Ortigoza y, fundamentalmente, gracias al oportunismo de Franco Niell, lo tomó como un premio mayor.
El 1 a 0 final a favor del local, marcó la diferencia exacta entre un equipo que con más limitaciones que virtudes siempre mostró mejores intenciones que un rival apagado que extraño horrores a sus conductores (Sebastián Grazzini y Matías Pérez García).
Y fue justamente en los primeros minutos, hasta el primer cuarto de hora para ser más precisos, donde el campeón evidenció una leve superioridad a partir del manejo y la ubicación de Néstor Ortigoza. Es que el “5” de Argentinos tomó la posta del mediocampo y consiguió que el rival no tuviese ni presencia ni quite en ese sector clave. De esta manera, el equipo de Pedro Troglio se anotó dos llegadas profundas. La primera con una pelota detenida que derivó en una chilena de Gonzalo Vargas que se perdió por arriba del travesaño y la segunda, a través de la misma vía, con un cabezazo de Gonzalo Prósperi que Nicolás
Cambiasso desvió al corner a partir de una reacción formidable cargada de reflejos y elasticidad.
A todo esto, carente de juego, All BOys solamente arrimó peligro en una acción en la que Mauro Matos creyó que estaba en posición adelantada y definió sin convicción de de cara a Nicolás Navarro.
No la dejó pasar
Pero el partido tenía reservada la mayor emoción para el tramo final. Con el cero tomando forma, ya con un Cristian Fabbiani (fue primera opción de recambio) tan pesado como entusiasta como uno de los atractivos extras, y cuando nadie lo imaginaba, llegó la jugada que definió el juego.
Corría el minuto treinta y siete cuando Néstor Ortigoza tomó una pelota en tres cuartos y, rápido y claro, metió una estocada justa para el pique libre de Franco Niell. El chiquitín enfrentó a Cambiasso, no titubeó y mandó a la red un toque bajo de derecha.
Después, no hubo tiempo para más. Argentinos lo cerró con una circulación lateral, el visitante se dejó llevar por su impotencia. Así el festejo grande se instaló en las veredas de La Paternal y la decepción caminó rumbo a Floresta.
Fuente: Diario Popular