Pensamiento, lenguaje y democracia

Tanto el idioma como la vida democrática en una comunidad son creaciones sociales que crecen apoyándose recíprocamente construcción de una lengua, y la expansión de todas sus potencialidades que culminan en una literatura propia, es una tarea común de todos sus hablantes, también lo es el desarrollo de la vida democrática de una comunidad. Amando y enriqueciendo su idioma, los miembros de una sociedad aprenden también a practicar, desarrollar y defender una vida en democracia.

Hace unas semanas, el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia, señaló con agudeza el empobrecimiento del lenguaje que hoy se observa entre nosotros y de manera particularmente inquietante entre los jóvenes. Al respecto, advirtió: «Cuando no hay capacidad de expresión, se achica el pensamiento». Esto lo vinculó principalmente al hecho de la escasez de lecturas que, como consecuencia, llevan a encontrar dificultades en la interpretación de los textos y a mostrar insuficiencias en la redacción. El mismo académico cerró su juicio de este modo: «Ese empobrecimiento intelectual y verbal le hace muy mal al sistema democrático».

Es oportuno recordar aquí algunos conceptos de especialistas de la calidad de Jean Piaget, quien ha investigado cómo el lenguaje avanza desde un nivel egocéntrico hasta alcanzar su madurez cuando se socializa y demuestra capacidad de dialogar, de preguntar y responder, de trasmitir información adecuada a un interlocutor, de fundar juicios críticos con objetividad.

El lenguaje de esta etapa egocéntrica está muy ceñido, pues, a lo que capta la percepción concreta, no razona con lógica, posee limitado vocabulario para explicarse, emplea argumentos de validez sólo subjetiva. Al superar su inmadurez irá advirtiendo de qué modo el lenguaje es el gran medio que permite captar intelectualmente los objetos del mundo a través de conocimientos expuestos con palabras. Inversamente, es a través del dominio del significado de las palabras que se asciende en el nivel del pensamiento.

Lenguaje y pensamiento crecen mediante un apoyo recíproco. Muchos creadores han inventado palabras para poder dar cuenta de sus innovaciones. Sin esa capacidad, el pensamiento habría quedado estancado y por eso el aprendizaje de toda disciplina supone adquirir nuevos vocabularios, que se enriquecen permanentemente. La educación comienza por los hogares y se sistematiza en las aulas. Allí está el primer grado de responsabilidad.

Ahora bien, la lengua tiene su origen en el trato cotidiano entre los miembros de una comunidad lingüística: en las calles, en los gabinetes científicos, en el trajín de oficios y profesiones. No la producen los académicos. Estos se ciñen a legitimar la constante renovación del lenguaje y a velar por la cohesión de la lengua y procurar que los beneficios del habla culta se extiendan a las mayores franjas posibles de personas. No es un trabajo para elites, sino para la democratización de la cultura de las sociedades vinculadas por ese idioma común.

Sin embargo, el «empobrecimiento» señalado no es exclusividad de los más jóvenes. También sus padres y muchos otros adultos participan del esquematismo de la expresión verbal. Y qué decir de los medios de comunicación, sobre todo los audiovisuales, que muchas veces junto con la vulgarización de la imagen hacen lo propio con el lenguaje.

Por eso, piensa bien Barcia cuando teme que la simplificación cada vez más notoria de nuestro idioma nos conduzca a un empobrecimiento de la democracia. El significado del término «democracia» no se agota en decir solamente «gobierno del pueblo», que es un simple cambio de palabras. El ciudadano, para serlo en verdad, tiene que conocer sus derechos constitucionales para defenderlos con el instrumento de la palabra, vigilar el funcionamiento equilibrado de los poderes, respetar y sostener, en fin, con el pensamiento y la palabra las instituciones y las leyes que sustentan la vida democrática de la Nación.

Relación entre lenguaje y pensamiento

La relación que existe entre el pensamiento y el lenguaje es fundamental en todos los procesos de construcción del desarrollo personal. Para ello es imprescindible que el niño se relacione con los demás, que establezca relaciones sociales, pero ¿Puede darse esta socialización sin un instrumento, sin el lenguaje?

Una de las principales herramientas que el individuo utilizará como vehículo en su favor para el aprendizaje es el signo, lo simbólico, «EL LENGUAJE», donde el papel de la familia y el docente es vital ya que actuarán como otorgantes de modelos de imitación que mas tarde serán inetirorizados por el alumno con el fin de darles un significado, UN PENSAMIENTO.

El lenguaje servirá de herramienta para interiorizar cualquier aspecto de la sociedad en la que se haya introducido, así mismo contribuirá a la regulación de su comportamiento y de esta manera podremos adelantar el aprendizaje al desarrollar cada uno pretendiendo con ello atender las necesidades educativas específicas y crear en él un verdadero APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO.

LENGUAJE Y PENSAMIENTO

El hombre se ha cuestionado durante años acerca de la relación entre lenguaje y pensamiento, el cómo ambos elementos se mezclan, y también cuál de los dos se dio primero. Partiendo de la definición de lenguaje y pensamiento, podremos tener una mayor amplitud de observación con lo que respecta a su análisis y a la relación que existe entre los dos. Se intenta también dar a conocer los diferentes puntos de vista que existen de acuerdo al tema.
Al lenguaje se lo puede clasificar como la acción de comunicar, entiéndase por esto la facultad de hablar basándose en una lengua; es sin duda complicado definir al lenguaje, sin caer en la ambigüedad, ya que por lenguaje también se lo podría entender no necesariamente como la comunicación hablada, ya que existe una infinidad de lenguajes, como es el caso del braille, el cual maneja un sistema táctil que tiene la intención de comunicar; por lo cual al referirnos a Lenguaje se intenta denominar a un sistema (cualquiera que fuese) por el cual el hombre se comunica.
La definición de pensamiento puede resultar más compleja. El hombre ha intentado definir el pensamiento en numerosas ocasiones. El hombre por naturaleza es un ser pensante y racional. En sentido a esto, podría decirse que el pensamiento es la forma en la que se capta la realidad; la forma en la que el hombre expone sus ideas, y es de uso exclusivamente humano, ya que los animales no responden a su pensamiento, sino a su propio instinto.
Tomando en cuenta ambas definiciones se podría llegar a exponer que el hombre al captar la realidad (pensar), sólo existe una manera en la que la puede comunicar, y esa manera es el propio lenguaje. El hombre es un ser social que necesariamente necesita dar a conocer sus pensamientos, ideas, deseos, anhelos, entre otra cosas; y la forma en la que se expresa, y logra compartir, comunicar, es la del lenguaje. Tanto el Lenguaje como el Pensamiento son esenciales para el ser humano; así se expresa la relación entre ambos elementos.
En conclusión se puede afirmar que el hombre es resultado de la evolución; por eso se puede aseverar que durante ese proceso, el hombre debió pensar y comunicarse, pero la pregunta es ¿Cuál se dio primero?, y en relación a lo anterior establecido, y partiendo de que el lenguaje se da a partir de una necesidad de expresar el pensamiento, se puede concluir que el hombre en un primer lugar tuvo que haber pensado, y posteriormente tuvo que haber desarrollado un lenguaje que le haya permitido expresarse.

Fuente: http://www.radiomiami.us/noticia.php?idn=6534