TIMOTE.- La voz de Susana Santillán sonó angustiada esa tarde. «¿Vieron a Tomás por ahí?», fue la inmediata pregunta en varios teléfonos locales de una madre desesperada, apenas minutos después de notar la ausencia de su hijo. Buscó una respuesta milagrosa que no llegó de este pueblo, a unos 100 kilómetros de Lincoln. Es que aquí Tomás jugaba desde siempre. Aquí había nacido hacía nueve años. Aquí estaba su familia paterna. En el cementerio cercano fue enterrado ayer, después de su brutal asesinato.
También aquí se inició la historia sentimental que terminaría con un crimen que conmovió a todo el país. «Se lo llevó el padrastro, seguro», fue el pensamiento inmediato y colectivo en este pueblo de 600 habitantes, en el que todos se conocen. Los amigos y vecinos de la familia de Tomás sabían de la difícil relación que sostenían la madre del niño y Adalberto Cuello, el hombre que fue imputado ayer como autor de homicidio agravado. Nadie se anima a hablar de violencia física, pero sí de constantes agresiones verbales que tuvieron su punto de quiebre el 14 de agosto, el día de las elecciones primarias.
«Nos sorprendió que Susana no se presentase a votar ese día», relató Bruno Rodríguez a La Nacion. Rodríguez fue ese día vicepresidente de mesa, por eso notó la falta de asistencia de Susana Santillán. Se conocen desde toda la vida. La veterinaria de Rodríguez linda con la casa en la que Santillán vivía con el padre de Tomás, Fabricio Dameno.
Pronto supieron que la ausencia de Susana Santillán fue provocada por una fuerte pelea con Cuello. Ese día el hombre sacó las pertenencias de la madre y del hijo de la vivienda que compartían en Lincoln. Los arrojó a la calle.
En este pueblo todavía se habla de la forma en que se conocieron Santillán y Cuello. Ella hacía algunos años que ya estaba separada del padre de Tomás, pero el fin de ese vínculo fue en buenos términos; incluso siguió su vida en la casa de los abuelos paternos de Tomás. Joven, con 26 años al iniciar la nueva relación sentimental, conoció a Cuello cuando éste se mudó durante cuatro meses a Timote. Había llegado contratado por una empresa de Lincoln para terminar trabajos de albañilería en unas viviendas sociales.
Quienes los conocieron entonces cuentan que Cuello se mostró como un hombre callado, taciturno, introvertido. No hizo esfuerzos por integrarse en la pequeña sociedad local. Sólo le interesaba Susana Santillán.
La crisis
Por entonces, ese silencioso cortejante no llamó la atención aquí. Pero en los últimos seis meses la pareja estalló en crisis. Y la madre de Tomás se desahogó varias veces con los amigos de la infancia. Ya no soportaba vivir con Cuello. Acababa de tener un hijo con él. Volvió Susana Santillán al pueblo en octubre para la votación general. Siempre con Tomás, que pasaba el tiempo en los jueguitos nuevos de la plaza de niños. A 50 metros del lugar donde ayer fue velado su cuerpo ante la indignación colectiva.
«Se fue transformando, está muy agresivo», contó entonces la madre de Tomás a sus amistades aquí. Se refería a Cuello, al hombre con el que ya se comunicaba sólo mediante abogados. Tenían pendiente cuentas sobre pagos de la mensualidad paterna y los horarios de visita. Todo muy diferente de la relación sostenida con Fabricio luego de la ruptura. El podía ver a Tomás cuando quisiese, cuando su trabajo de camionero lo permitía. Y siempre volvían aquí. El padre de Tomás estaba ayer lógicamente destrozado en el entierro de su pequeño.
Fueron las amistades más cercanas las que apoyaron ayer a los padres de Tomás en el momento más difícil de sus vidas. Algo más de 100 personas los acompañaron. Mucho en un pueblo de 600 habitantes. Susana Santillán parece más joven de lo que afirman sus 28 años.
La circunstancia volvió más frágil aún su figura. Aguantó entre abrazos hasta donde pudo.
Cuando dejó el cuerpo de su hijo en la bóveda del cementerio local, no pudo más y se quebró. Tuvo que ser atendida en una ambulancia por la esperable crisis nerviosa que genera la muerte de un hijo.
Temor por una pueblada
En Lincoln, en cambio, la ciudad quiere volver a su normalidad. Aunque el impacto fue directo también sobre esa comunidad. La escuela a la que asistía Tomás estuvo ayer cerrada. Fue tiempo para que los padres expliquen a sus hijos lo sucedido.
Una explicación que para la Justicia pasa por la violencia intrafamiliar, en la focalización de un odio enfermizo de Cuello hacia la madre que derivó en el alevoso acto de matar a Tomás. A golpes. Impiadosamente después de un día normal de clases.
Para la sociedad de Lincoln el crimen está esclarecido, aunque la Justicia necesite de pruebas más concretas que las sensaciones.
Por eso anoche no se realizó la marcha que estaba autoconvocada por vecinos de esa localidad bonaerense. La policía había vallado la casa paterna de Cuello para desalentar una pueblada de represalia. En los diálogos, Tomás está presente. Seguirá como marca social durante un largo tiempo.
Pero es aquí, en Timote, donde la historia cobró más fuerza. Hace apenas dos años que Susana Santillán y Tomás se habían mudado a pedido de Cuello.
La madre había empezado a trabajar como camarera en el restaurante de un hotel. Tomás estaba en una ciudad grande, de calles de pavimento que hasta entonces no había conocido. Los afectos familiares estaban todavía intactos en Timote. Aquí había nacido hacía apenas nueve años.
EL LUGAR DONDE MATARON A ARAMBURU
TIMOTE (De un enviado especial).- Una vez más este pueblo de sólo 600 habitantes quedó en la atención pública por un homicidio de resonantes características. Ayer la sociedad puso sus ojos aquí por la muerte de Tomás Dameno Santillán, asesinato que conmovió al país por tratarse un niño de 9 años. Pero hubo otro crimen que puso a Timote en boca de todos. Fue la ejecución del teniente general Pedro Eugenio Aramburu, en 1969, a manos del grupo guerrillero Montoneros, hecho que marcó a este lugar para siempre. La casa en la que fue asesinado Aramburu se mantiene apenas en pie, abandonada y derruida.
COMO HABRIAN SIDO LOS HECHOS
1
El secuestro
Tomás fue visto con vida por última vez el martes pasado al mediodía, en Massey y Primera Junta, cuando recorría las nueve cuadras que separan el colegio de su casa. Según la hipótesis del fiscal Javier Ochoaizpuro, el imputado Adalberto Cuello habría secuestrado a Tomás a bordo de un automóvil gris.
2
Las sospechas
Preocupada porque no tenía noticias de su hijo, Susana Leonor Santillán, la madre del niño, radicó la denuncia en la comisaría de Lincoln. En ese momento relacionó la desaparición de Tomás con la advertencia que le hizo su ex pareja Cuello, durante una discusión que había mantenido unos días antes. «Te voy a pegar donde más te duele», le habría advertido su ex pareja. A partir de esta terrible declaración, el fiscal Ochoaizpuro convocó a Cuello, pero no encontró ningún elemento que abonara la sospecha sobre una posible vinculación con el secuestro de Tomás.
3
Asesinado en un campo
Dos días después de la desaparición, el cuerpo de Tomás fue hallado en un campo situado en la zona rural de Lincoln. Según la autopsia, Tomás fue asesinado pocas horas después de que lo secuestraran, de dos golpes en la cabeza. Debido a que la coartada del padrastro del niño no cerraba, el fiscal ordenó la detención de Cuello..
Fuente: La Nación