USA deberá replantearse su actividad en Afganistán, no tan satisfactoria como la conseguida en Irak. El cambio de estrategia se debe, en mayor medida, a la imposibilidad de tomar el control real de todo el territorio afgano, lo que decantaría en la necesidad de encarar un plan al estilo del usado en Colombia: apoyo táctico y entrenamiento de fuerzas locales para combatir la insurgencia que amenaza los intereses de USA. Visto de otro punto de vista: injerencia en asuntos internos de otro país.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) – Las diferencias geográficas y demográficas entre Irak y Afganistán han marcado clareamente el resultado de las invasiones estadounidenses en uno y otro país: mientras se lograron avances increíbles en Irak en sólo el primer año, en Afganistán el gobierno de Obama reevalúa la situación y podría plantearse un cambio de estrategia.
Una intervención militar al estilo Plan Colombia (entrenamiento de militares y apoyo táctico para combatir la insurgencia) sería la nueva estrategia que se podría aplicar en Afganistán por las similitudes con el país sudamericano. Así lo relata Foreing Policy:
El presidente de USA, Barack Obama, dejó en claro esta semana que el remanente de tropas en Irak volverá pronto a casa. Cerca de 10 años después de que las primeras tropas arribaran a Afganistán, USA está cerca de volver a un sólo frente de guerra.
Tanto en Afganistán como en Irak, las tropas fueron usadas con dos propósitos: por un lado, para incrementar la cantidad y calidad de las fuerzas de seguridad de manera que pudieran intervenir en casi todas las batallas y, por otro, apoyar a uno de los bandos en la guerra interna para lograr estabilidad en el país.
Las acciones en Irak produjeron resultados dramáticos en un período de tiempo relativamente corto, mientras que en Afganistán los resultados fueron más limitados. Con las tropas estadounidenses retirandose (según el anuncio de Barack Obama) para el año 2014, la pregunta es la siguiente: ¿está fuera del alcance estadounidense una victoria en Afganistán?
Varios analistas han notado que la estrategia de incremento de tropas en Afganistán necesitaba ser diferente que la de Irak. Es la geografía y la demografía lo que ha permitido que Irak haya tenido un gobierno centralizado mientras que en Afganistán esto ha sido imposible a lo largo de siglos. Un gobierno iraquí puede aspirar a controlar todo o casi todo su territorio. De hecho, cualquier noción de éxito en Irak prácticamente lo requiere. Un gobierno afgano, por otra parte, no puede aspirar a una meta tan ambiciosa y, fundamentalmente, el éxito en Afganistán no lo requiere.
Por extraño que pueda parecer, el éxito en Afganistán sería mucho más como el éxito que ha logrado en Colombia en los últimos 10 años, más que el éxito que USA espera en Irak. Este es un punto de vista visualizado hace un par de años por Scott Wilson, un reportero del Washington Post que había pasado cuatro años en Colombia como corresponsal y un año en Irak. Escribiendo en abril de 2009, Wilson dijo que Obama «puede querer mirar hacia el sur en lugar del este, para trazar un nuevo rumbo» en Afganistán.
Los insurgentes en Colombia, como los de Afganistán, siempre gozarán de los beneficios de los santuarios en el interior del país. Y en tanto Pakistán no retire su apoyo a los talibanes, Pakistán causa los mismos problemas al gobierno afgano que Venezuela lo hizo con Colombia.
Para el 2009 Afganistán no estaba preparado para esa estrategia. Pero los éxitos conseguidos desde entonces (que han sido sustanciales, aunque no tan dramático como los alcanzados en tan sólo un año en Irak) hace que sea posible hacerlo ahora.
En Irak y Afganistán, el aumento tropas ha supuesto un «aumento temporal» en los niveles de tropas de USA, pero el incremento del número sólo funciona porque es compatible con un cambio de estrategia, de uno centrado en matar o capturar a combatientes enemigos a una centrada en garantizar la seguridad de la la población local. Junto con ese cambio de estrategia, un mayor énfasis se ha puesto en aumentar la calidad y cantidad de las fuerzas de seguridad locales, por lo que con el tiempo puede mantener la seguridad local – y continuar la lucha contra los extremistas – sin recurrir de manera importante a las fuerzas de USA.
Pero incluso asumiendo el mejor escenario, es poco probable que ningún gobierno sea capaz de ejercer el control de todo el país, y mucho menos con la debilidad de las instituciones de Afganistán, la incertidumbre reinante, las fronteras coloniales, y la sociedad tribal antigua. Siempre habrá sectores importantes del país, particularmente en las regiones montañosas más remotas, donde un movimiento guerrillero como los talibanes pueden encontrar refugio eficaz. Esa situación es sustancialmente agravada por la existencia de un santuario prácticamente sin obstáculos en el lado paquistaní de la frontera y el apoyo a los talibanes de elementos importantes de los aparatos de ese país.
Teniendo en cuenta la fuerza y la determinación de los talibanes, tal vez nunca fue realista establecer lo que la Conferencia de la ONU sobre Afganistán en Bonn en 2001 esperaban que fuera «una base amplia, sensible al género, multiétnico y plenamente representativo», sobre todo Afganistán.
En otras palabras, la mirada realista sería aceptar el fracaso de la estrategia de invasión para virar a una estrategia de contención que permita salir a las tropas de USA entrenando tropas locales que se encarguen del problema protegiendo los intereses estadounidenses.