Los remeros del cuádruple par de remos largos le dedicaron su medalla de plata a uno de los integrantes del bote que falleció en 2009.
GUADALAJARA.- «Esta medalla plateada se la dedicamos a él, Kevin vio esta regata desde el cielo». Esas fueron las palabras de Diego Gallina, Carlo Lauro, Nicolai Fernández y Pablo Mahnic, apenas terminaron la regata ayer en el Lago Zapotlán, en Ciudad Guzmán.
La Argentina culminó ayer una gran actuación y quedó primera en el remo panamericano con cinco medallas doradas, dos plateadas y una de bronce. Todas las preseas tuvieron un acento distinto, pero la carrera de ayer de cuádruple par de remos largos, contó con una emotiva dedicatoria a un compañero que ya no está: Kevin Aten, fallecido en 2009 en un accidente de auto. Carlo, Nicolai y Pablo y Kevin competían y construían juntos su sueño de ser campeones en el Club Regatas de Mendoza, en la provincia cuyana, con el cuádruple par. Luego del fallecimiento de Kevin, Gallina se sumó al bote.
Es por ello que apenas terminada la carrera en una final electrizante en la que entre los tres primeros sólo hubo 30 centésimas de diferencia (la Argentina perdió por 15 ante Cuba y Chile fue tercera), la emoción embebió a los cuatro remeros mendocinos. Complejo cóctel de sensaciones mientras se resolvía la regata por fotofinish. El no sentir las piernas por el esfuerzo hecho en los últimos 10 metros, el desconocimiento del desenlace de la regata y la certeza de saber que Kevin fue el quinto elemento guerrero para conseguir una presea durísima.
«La verdad perder una medalla de oro así por tan poco te genera bronca. Pero estamos tranquilos porque dimos todo», declaró Lauro apenas se bajó del bote. Ahora el próximo objetivo será la clasificación a los Juegos de Londres. En mayo, en Luserna, Suiza, buscarán una de esas dos plazas. En el último mundial, fueron quintos. Saben que la epopeya será difícil aunque no imposible. «Hay que hacer un trabajo muy duro de pretemporada para tratar de meterse en esos dos puestos», explicó Gallina. Garra y corazón les sobra a estos cuatro guerreros.
La fata de una pista ideal y el entrenamiento con un simulador. «Que todas estas medallas que tenemos sirvan para que tengamos algún día una pista como la gente en la Argentina», afirmaron, con la presea de plata colgada en el pecho. La pista nacional de Tigre mejoró sus condiciones en relación a años anteriores pero todavía está lejos de ser la ideal. En Mendoza, entrenan en una pista de 700 metros, que aseguran «está espectacular todo el año para remar». Pero la distancia de las regatas es de 2000 metros. Por eso utilizan el remorgómetro para practicar, que es como un simulador, con las mismas funciones que el cicloergómetro.
Fuente: Cancha Llena