El juez avaló la acusación del fiscal y seis imputados seguirán presos

La resolución del magistrado se conoció luego de que se reuniera en los Tribunales de Morón con los abogados y algunos de los acusados. Todavía no está claro el móvil del homicidio y resta resolver la situación de Héctor Moreira.

El plazo que tenía el juez de Garantías Alfredo Meade para resolver el pedido de prisión preventiva formulado por el fiscal Marcelo Tavolaro contra seis de los acusados por el crimen de Candela Sol Rodríguez vencía ayer. Pese al feriado, hubo mucha actividad en los Tribunales de Morón. Poco antes de las 20 se conoció la noticia: el magistrado decidió que Hugo Bermúdez, Néstor Altamirano, Fabián Gómez, Guillermo López, Gladys Cabrera y Alberto Espínola sigan presos hasta el juicio oral. Así, el juez Meade avaló toda la investigación realizada por el fiscal y la Bonaerense, pese a que todavía hay varios puntos oscuros sobre el móvil y las pruebas que pesan sobre los acusados.
Por el caso también está detenido Héctor “El Topo” Moreira, señalado como autor intelectual del crimen, aunque el fiscal no pidió su prisión preventiva ya que cuenta con más plazo para analizar su situación procesal.
Ayer al mediodía se realizó una audiencia pedida por las defensas de Altamirano, López y Gómez. Durante la reunión con el juez, los tres imputados y sus abogados expusieron los argumentos de por qué cada uno debería quedar en libertad. En su exposición, el carpintero se quebró ante Meade y le dijo que su situación había empeorado el estado de salud de su mujer, Nelly. Sin embargo, esos argumentos no fueron suficientes para convencer al juez.
Candela estuvo desaparecida nueve días y su cuerpo fue hallado el 31 de agosto en un baldío de Villa Tesei, Hurlingham, a pocos metros del Acceso Oeste. Las primeras semanas de la investigación hubo más dudas que certezas y de los cinco primeros detenidos, tres fueron excarcelados, aunque quedaron imputados por encubrimiento. Un análisis de ADN que se conoció en tiempo récord reveló que la nena estuvo cautiva en la casa de la calle Kiernan 992 y testigos de identidad reservada hilvanaron el grueso de la acusación del fiscal. Hace unas semanas el abogado Fernando Burlando comenzó a representar a la mamá de la víctima, Carola Labrador, y el círculo comenzó a cerrarse sobre los acusados –todos habitantes de Hurlingham y San Martín con antecentes–, aunque poco se dijo del nexo de la banda con la policía.
La semana pasada el fiscal pidió la prisión preventiva de los sospechosos y se conocieron los fundamentos de su acusación.
Hugo Bermúdez, el más comprometido de todos, está acusado de ser el autor material del crimen. Se cree que fue él a quien acudió Moreira para vengarse del padre de Candela. Hay pruebas que lo vinculan a la dueña y el cuidador de la casa donde estuvo cautiva la nena (Gladys Cabrera y Altamirano). También lo relacionan con el resto de los detenidos, al señalar que todos iban al mismo taller.
Dos ex amantes suyas revelaron que solía asfixiar a sus amantes durante las relaciones sexuales. Y eso, según datos de la autopsia, se condice con la forma en que fue asesinada la nena.
De Fabián Gómez y Guillermo López se sospecha que participaron del secuestro de Candela. Se les adjudica un trato con Leonardo Jara, el prófugo que seducía a la nena y que habría sido quien convenció a Candela para que fuera con ellos sin resistirse. Las hijas de Gómez iban al mismo colegio que Candela. Además, se espera una pericia de voz para saber si alguno de ellos hizo la llamada extorsiva desde un locutorio de Retiro que atendió una tía de Candela.
Alberto Espínola es considerado también participe necesario del crimen. Es conocido de Gómez, López y Jara. En su primera declaración aseguró que estos tres lo interceptaron en la calle y le contaron que estaban metidos en el secuestro de Candela para que este les avisara si la policía lo buscaba. En una segunda indagatoria afirmó que la policía lo torturó para involucrar a Gómez y a López. El fiscal desestimó esa denuncia y consideró que se trató de una maniobra del detenido para evitar quedar como “un buchón”.
Para Tavolaro, el crimen se trató de una “venganza no convencional” en el que un grupo de al menos diez personas se unió para secuestrar y mantener cautiva a una nena por una presunta suma de dinero que la madre o el padre de la niña adeudaban. El por qué la mataron tampoco está claro: ¿A un psicópata sexual (Bermúdez) se le fue la mano? ¿Se asustaron por la repercusión que tuvo el caso? ¿O la nena estaba destinada a morir porque conocía a sus captores?< Fuente: Tiempo El Argentino