Se les imputa el delito de “homicidio y lesiones culposas”. La medida afecta a los cinco socios de El Viejo Sabio, la firma que administraba el local bailable, y al relacionista público que aparece como organizador de la fiesta trágica.
La jueza de instrucción Alicia Iermini procesó por “homicidio y lesiones culposas” a los cinco socios de El Viejo Sabio, la empresa que explotaba el boliche Beara, donde el 10 de septiembre de 2010 cedió un entrepiso y murieron aplastadas Ariana Lizarraga y Leticia Provedo. En la lista también aparece el organizador de la supuesta fiesta privada de aquella trágica madrugada. Los procesamientos recayeron sobre Juan Carlos Yun, Agustín Dobrila, Roberto Catán Coria, e Iván y Ronaldo Flies, y sobre Maximiliano Fratino, el relacionista público que fue anfitrión de aquella velada.
La resolución optó por la figura menos gravosa para los imputados y estableció una línea de corte que, por ahora, deja afuera de la investigación a los funcionarios del área de Habilitaciones del gobierno porteño, pese al pedido que en ese sentido había formulado el fiscal Andrés Madrea. La decisión de la jueza –sobre quien pesa un pedido de juicio político por su presunta responsabilidad en las demoras de la “Causa Bulacio”, la detención y posterior muerte de un joven, en 1991, previo a un recital de los Redonditos de Ricota– acepta que Beara funcionaba irregularmente. Pero allí surgió el principal punto de disidencia entre la jueza y el fiscal: para Madrea, ese “mal uso” asigna parte de la responsabilidad a los funcionarios que lo habilitaron, y presupone que pudo haber mediado el delito de “cohecho”. Cuando planteó esa hipótesis y pidió las indagatorias de media docena de funcionarios, la magistrada lo desestimó.
Fuentes judiciales dijeron, además, que la magistrada trabó embargos de un millón de pesos sobre los bienes de los procesados. Y descontaron que sus abogados apelarán la medida ante la Cámara del Crimen. En cambio, el fiscal consentirá la decisión, pese a su discrepancia con el criterio de la jueza, que escogió la figura “culposa”, es decir, sin intención de cometer el delito.
Fuente: El Argentino