Los vecinos de la familia de Candela Rodríguez, que desapareció el lunes pasado en la localidad bonaernse de Hurlingham, se manifestaron hoy muy conmovidos por lo ocurrido, mientras su familia recibe llamados constantes en los que dicen haber visto a la nena.
Esta mañana, frente a la casa de Candela, en Caroceros 2552 de la mencionada localidad, permanecía colgada la bandera verde que sentencia: «Con los hijos no, devuelvan a Candela», junto a otros carteles en los que sobresale la foto alegre y sonriente de la niña.
Candela Sol Rodríguez, de 11 años, desapareció el lunes pasado cuando salió de su casa para dirigirse al grupo scout, de la iglesia San Pablo Apóstol, por lo que inmediatamente se dispuso la búsqueda, que ya implicó más de 500 allanamientos y una reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Susana, de 82 años, es la vecina que dijo escuchar ruidos que podrían estar relacionados con la desaparición de la niña.
«Yo estaba sentada próxima a la puerta leyendo la Biblia y a las 15:35 escuché un chillido de ruedas y la bocina de un auto, que era insistente por eso me llamó la atencion y me acuerdo de la hora porque a las 4 tengo que tomar una pastilla», dijo a Télam la mujer.
«También escuché la voz de la nena que decía `ay no, no`», manifestó muy segura Susana, y agregó: «dicen que soy una anciana, pero la cabeza la tengo bien y se lo que escuché».
El auto «venía por Coraceros y tomó hacia Vergara», aseguró la mujer, quien aclaró que hizo su declaración ante la policía.
Mary, hija de Susana, de unos 50 años, aseguró que Candela «es una nena re cuidada por la madre, tiene otras dos hermanos, de 7 y 8 años, y todos los días la llevaban a la escuela». «Conocemos a la nena, no es de andar por la calle, está en la casa y es la mejor alumna de la escuela», señaló Susana, como abundando en datos irrefutables sobre la conducta de Candela y su familia, que viven en el barrio desde hace 10 años.
«El padre de Candela es una buena persona», dijo Susana y agregó que «siempre los vi como una familia normal, que van a la iglesia y salen con sus hijos de la mano».
Una tía de Candela reiteró esta mañana que «los llamados telefónicos son constantes, dicen que la ven en distintos lugares», aunque ninguno por el momento permitió dar con la niña.
La situación generó un fuerte impacto en la mamá de Candela, Carola Labrador, que es diabética, y esta mañana no salió a hablar con la prensa, ya que debió recibir una dosis de insulina, dijo la tía de la niña.
Fuente: Diario Hoy