En un sutil ninguneo al candidato presidencial, remarcó la necesidad de votar los candidatos a legisladores. Fue durante una conferencia en la que no estuvo Alfonsín, que sufre inconvenientes de salud. La cospiración mendocina que lidera Sanz y su plan para ser jefe de la oposición después de octubre.
Ernesto Sanz realizó esta tarde el primer movimiento fuerte de una jugada que en rigor viene de antes de las primarias: convertirse en jefe de la oposición al kirchnerismo y descargar todo el pesod e la previsible derrota ante Cristina en Ricardo Alfonsín.
Sanz desempolvó su condición de presidente de la UCR para conovocar esta tarde a una conferencia de prensa en la sede del partido en la que sugestivamente no estuvo el candidato presidencial Ricardo Alfonsín. Allí Sanz trazó los lineamientos estratégicos del radicalismo luego de la estrepitosa derrota del domingo: concentarse en impulsar las listas de candidatos a legisladores para impedir que el kirchnerismo recupere la mayoría en el Congreso.
El mensaje evidente fue descartar cualquier posibilidad de Alfonsín en octubre. Es que ya antes de las primarias, en el entorno de Sanz -todavía resentidos porque tuvo que resignar su propio proyecto presidencial- especulaban con un pobre resultado electoral de Alfonsín para regresar al centro de la escena.
“De persistir la tendencia que se verificó en las primarias habría un grave peligro institucional por el desequilibrio de poderes”, alertó Sanz desde el tercer piso del Comité Nacional, donde no se olvidó de subrayar que nunca estuvo invitado Alfonsín porque se trató de un “acto institucional”, como si la alta política no fuera para el candidato.
Sanz estuvo acompañado por el diputado Ricardo Gil Lavedra y el senador Gerardo Morales, presidentes de los bloques de la UCR, representativos de la prioridad del partido: engrosar sus filas parlamentarias para asegurarse la segunda minoría desde diciembre. Una manera también de escenificar lo que el mendocino imagina será su rol después de octubre: articulador de los dos bloques mayoritarios de la oposición.
Es que al radicalismo le alcanza con repetir la elección del domingo para ratificar su posición de segunda minoría en ambas Cámaras y es por eso que acorde con la estrategia trazada por Sanz, la nueva campaña tendría más presencia de los referentes locales.
«El radicalismo es un partido nacional y por lo tanto competirá el 23 de octubre con la fórmula Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga», se encargó de aclarar Sanz ni bien abrió la conferencia para evitar suspicacias.
Fue la única mención a Alfonsín, ya que luego se dedicó a destacar la necesidad de votar las listas legislativas de la UCR, tal como hizo Elisa Carrió en su aparición pública del lunes. Sólo que en la UCR el pedido fue institucional y sin su candidato a presidente.
“Hay siete millones que no se expresaron con el voto, que se suman a los 10 millones que no votaron al oficialismo,que necesitan ser liderados por una fuerza que los represente”, agregó, en lo que pareció un boceto de su ambición, más que la de Alfonsín.
Las menciones a la actividad legislativa fueron permanentes. “Nosotros queremos poner énfasis en que debe haber equilibrio en el poder y en el Congreso. Si el kirchnerismo tiene control del parlamento no habrá ningún tipo de impedimento para que apruebe leyes. Y esto es muy grave para el país”, alertó.
“Siempre tuvimos coherencia, responsabilidad y representación geográfica. Y nunca tuvimos que ver si algún legislador estaba sentado”, se jactó el presidente del Comité radical, ya de campaña por las listas legislativas.
Toda la culpa es de Ricardo
Acosado por los micrófonos, Sanz se dedicó a negar responsabilidades por los pocos votos que tuvo Alfonsín. Sólo sugirió que la caída fue tal vez tuvo que ver “con problemas de comunicación, absolutamente revertibles”.
Pero la tensión con el círculo de Alfonsín quedó a las claras en la insistencia que Sanz puso en aclarar que no hablaba en nombre del Comité de campaña, que se encargó de aclarar que no integraba.
Es más, por lo bajo varios dirigentes presentes en el Comité Nacional se encargaron de aclarar su disconformidad con el trabajo de Raúl Borrás, jefe del equipo de campaña de Alfonsín.
“La campaña no fue buena. Desgastaron a Ricardo con actos por cada rincón del país y no hubo ni siquiera una caminata con la gente. Ahora van a tener que hacer más actividades con los candidatos locales”, confió a LPO un alto dirigente del partido, quien confesó que el esfuerzó agravó los problemas de salud crónicos del candidato presidencial, que lo obligaron a dejar de fumar.
Pero incluso la avanzada de Sanz contra Alfonsín va más allá de lo retórico. En el mismo momento que hablaba con la prensa en la Capital, intendentes radicales de Mendoza -su territorio- pedías desdoblar las elecciones para no ser «arrastrados» por el candidato a Presidente.
Un capítulo más de la arremetida que comenzó otro mendocino, el candidato a gobernador Roberto Iglesias, que públicamente afirmó «no me voy a inmolar por Alfon´sin», al tiempo que por lo bajo inició negociaciones con Hermes Binner para potenciar sus chances de recuperar la provincia.
Como sea, para terminar de escenificar su idea de colocarse por encima del candidato, Sanz le marcó la pauta de trabajo a Alfonsín. “El jueves 25 está convocado el Comité Federal, es decir los titulares de los comités de todo el país, junto con los bloques para evaluar la situación. Luego se realizarán cinco encuentros nacionales con los candidatos a legisladores”. Casi como si en octubre no se votara un presidente.
Fuente: lapolitiaconline.com