“No ve, no escucha, no llora, no ríe. Todos confirman que es irreversible”, dice su mamá, que busca una respuesta legislativa al drama de la niña.
No tiene posibilidades de una vida digna, por eso pedimos esto”, clama Selva Herbon, mamá de una niña nacida el 27 de abril de 2009 en un parto que la dejó en un estado vegetativo que nunca superó. “No llora, no parpadea, no traga, no se mueve. Todos afirman y confirman que es irreversible”, agrega. Desde el nacimiento de su segunda hija, la mujer encabeza una campaña para que se legisle la denominada “muerte digna”, lo que la llevó a reunirse con legisladores, como el senador Samuel Cabanchik, y lograr un dictamen reciente del especialista en bioética del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Juan Carlos Tealdi.
Según concluyó el experto, “la limitación del esfuerzo terapéutico por el retiro de la asistencia mecánica respiratoria a la niña, según decisión compartida entre sus padres y los profesionales de la salud que la tratan, es ética, legal y socialmente justificable”. El comité de bioética del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva y de la Fundación Favaloro, coincidió con esa sentencia.
Pero como en el país no existen normas particulares que contemplen esa práctica, la familia de la bebé “reclama una respuesta legislativa” (ver recuadro), aunque también podría plantear un recurso de amparo ante la justicia, en atención a posibles violaciones a la Ley 26.529 sobre derechos del paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la Salud.
El calvario de la niña se inició al nacer en una clínica de Monte Grande, partido de Almirante Brown, ahora blanco de una demanda legal por mala praxis. “Tuvo una encefalopatía crónica no evolutiva a raíz de falta de oxígeno en el momento del parto por procedencia de cordón umbilical”, explica Herbon. “Nació muerta, se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador artificial. En agosto siguiente se le hizo una traqueotomía y un botón gástrico para la alimentación, y luego se la trasladó a una clínica de rehabilitación, donde estuvo hasta marzo de 2010. Allí se la estimuló para ver si adquiría alguna de las funciones que perdió por la falta de oxígeno en el parto, pero no hubo ningún resultado positivo. Desde entonces, está en el Centro Gallego de Buenos Aires”, señala.
La mujer se queja de que “ningún médico quiere tomar esta decisión. Debe haber mucha gente interesada en mantenerla viva (la internación demanda 1500 pesos diarios). Podríamos presentar un planteo en la justicia, pero es muy costoso. Por eso pedimos una ley, que sería lo más viable. Estamos dispuestos a esperar. La familia ya está atravesada por esto”, agrega, mientras espera que su hija mayor, de siete años, termine la cita con la psicóloga.
Herbon ya recurrió al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y al ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, entre otras autoridades, para terminar el calvario de su hija, a la que nunca pudo llevar a casa ni oyó balbucear palabra.
Fuente: Tiempo el Argentino