Tras el empate 1 a 1 ante Bolivia en el debut en la Copa América, el plantel se marchó de La Plata con desazón; hoy habrá entrenamiento por la tarde ya con la mente en Colombia, rival el miércoles.
Las caras largas y tristes eran denominador común en los jugadores tras el inesperado empate 1-1 con Bolivia en el estreno de la Copa América. El cúmulo de individualidades y grandes jugadores no fue equipo y lo pagó muy caro ante un conjunto boliviano que hizo su gran negocio y explotó cada error de un confundido seleccionado nacional. Fue una madrugada de rostros apesadumbrados y que deberán cambiar cuando desde las 16 el conjunto nacional se entrene en el predio de Ezeiza ya con la mira en Colombia, rival del miércoles y que a esa hora estará debutando ante Colmbia.
Los únicos que demostraron un atisbo de sonrisa tras la igualdad contra Bolivia en la zona mixta fueron Carlos Tevez, que no perdió su simpatía pese a su deslucido partido, y Sergio Agüero que con su gol se anotó varios porotos para ser titular el próximo miércoles ante Colombia en Santa Fe.
En el contraste de las caras largas, el primero sin dudas fue Lionel Messi. El mejor jugador del mundo y astro de Barcelona no rindió en su esplendor y tuvo un amargo regreso al predio de Ezeiza lleno de preocupación. En este tren de rostros apesadumbrados también se anotó Sergio Batista, que soñó con otro comienzo en la Copa América y ahora tendrá cuatro días para intentar revertir una situación que parece de fondo y no de forma.
Otro de los que transmitió su impotencia en la cancha al abandonar el estadio Ciudad de La Plata fue Ezequiel Lavezzi, porque es extremadamente consciente de la posibilidad que dejó escapar para ratificarse entre los once de arranque argentinos.
La noche se hizo cerrada y continuó siendo fría en la ciudad de las diagonales, que tuvo un comienzo a pura fiesta con la ceremonia de inauguración, un transitar de la angustia a la resignación y un desenlace que no era el esperado.
El mito del trabajo en conjunto para formar un equipo parecía ser la premisa preferida para justificar el funcionamiento de los arrestos heroicos y la falta de consolidación del juego en equipo, pero luego de tres semanas de trabajo el resultado expuesto en el campo de juego deja por tierra esta suposición y le da un tinte aún mayor de preocupación al futuro que vendrá.
El micro de colores celeste y blanco con los jugadores argentinos transita por la autopista de regreso al predio de Ezeiza y las caras tristes con signos de preocupación son el denominador común. No es para menos.
Fuente: Por Fernando Czyz Cancha Llena