El serbio consiguió el objetivo tras llegar a la final en Wimbledon y, de paso, puso fin a la hegemonía que desde 2004 tenían Federer y Nadal.
Al principio se mostró tímido en la cancha. Un poco errático. Incluso, algo nervioso. Es que era un día especial para Novak Djokovic (2º), pues en sus manos tenía la clara posibilidad de hacer historia. De consagrarse por primera vez, al menos en el papel, como el mejor jugador del planeta en la actualidad.
Por esa razón, quizá, se pueda explicar que su inicio de partido ante Jo-Wilfried Tsonga (19º) no fue de los mejores. Sufrió un quiebre de servicio apenas iniciado el cotejo y no podía encontrar solución al efectivo saque del francés, que sin problemas se adueñaba del dominio de las acciones. Pero tras 10 games apareció el «Nole» de siempre. Mucho más agresivo y más metido en el juego, que le permitió recuperar el rompimiento y, más tarde, ganar la primera manga por 7-6(4).
Djokovic aprovechó el envión anímico para ganar el segundo set por 6-2, en 28 minutos. Pero en el tercero la lucha fue más estrecha. Dos quiebres por lado determinaron que todo se debía definir en un nuevo desempate. Y esta vez las acciones favorecieron al galo, por 11-9, hecho que de inmediato despertó a las más de 13 mil personas que llegaron hasta el court central del All England Tennis, que quedaron maravillados con el accionar de los jugadores, quienes hasta incluyeron acrobáticas jugadas para ganar los puntos.
Así llegaron al cuarto set, donde el serbio volvió a demostrar que está un peldaño más arriba que el resto. Se quedó una vez con el servicio de su rival y eso le bastó para ganar por 6-3, lo que no sólo se constituyó en su paso a la final en Londres, sino también le permitió transformarse automáticamente en el nuevo número uno del mundo.
No escondió nada en la celebración, que estuvo marcada por sus gritos y varios golpes en el pecho. Porque sabía que ponía fin a la prolongada hegemonía de Rafael Nadal y Roger Federer en lo más alto del tenis, que se inició en febrero de 2004. Y porque sabía que al fin tenía en su poder el premio mayor, ese galardón que había dejado escapar hace algunas semanas en París.
«Es alucinante. Cuando terminó el partido no sabía mostrar mis emociones. Estaba muy feliz. Es uno de esos momentos que no puedes describir con palabras. Recuerdas toda tu carrera, toda tu infancia y todo lo que has trabajado», decía el serbio, que con 24 años se transformaba en el 25º número uno en la Era Open (desde 1973).
Frente a frente con Nadal
Luego de obtener su primer objetivo, Djokovic buscará mañana obtener su primer título en pasto. Y al frente precisamente estará Nadal, a quien acaba de destronar y al que ha derrotado en las cuatro ocasiones en las que se han medido este año.
Eso sí, el español dejó en segundo plano el nuevo sitial de su adversario, pero igual se dio tiempo para felicitarlo. «Para mí, seriamente, no es algo que me importe demasiado. Perdí el número uno ante un muchacho que jugó increíblemente la primera parte del año y hay que felicitarlo», dijo el balear.
Fuente: La Tercera