La pareja ya había acordado la separación, pero seguían viviendo bajo el mismo techo por cuestiones de dinero. Según la causa, el abuso se produjo en septiembre y tres meses después hubo otro intento que terminó a los golpes.
Cuando la mujer dice “no, es no”. Aun cuando sean esposos legalmente casados, la negativa al contacto sexual debe ser respetada. Porque forzar a una mujer a tener sexo, aun cuando sea su cónyuge, representa un delito: el de violación.
Un ciudadano boliviano de 35 años corre riesgo, justamente por un hecho de esa naturaleza, de pasar hasta 15 años en prisión: la causa ya fue elevada a juicio oral.
Fuente: El Argentino