Por las partículas del volcán chileno Puyehue, otra vez no hubo actividad durante todo el día en Aeroparque y en Ezeiza. Hoy se reanudarían los vuelos, ya que se anuncian mejores condiciones climáticas.
Las cenizas del volcán chileno Puyehue, ubicado en el sur de la cordillera de Los Andes, continuaron ayer en Buenos Aires y obligaron, una vez más, a suspender la actividad en el aeroparque Jorge Newbery y en Ezeiza. Luego de que se reuniera el comité de crisis, Aerolíneas, Austral y LAN decidieron postergar todos sus vuelos para hoy, cuando se anuncian mejores condiciones climáticas.
Si bien se especuló con que los vuelos podían restablecerse a las 21, el comité de crisis resolvió continuar con la medida en los servicios de Aerolíneas, Austral, LAN y otras compañías aéreas hasta hoy a la mañana. La de ayer fue la cuarta jornada con problemas en una semana, tras las cancelaciones del martes, jueves y viernes.
La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) informó que “según el último parte emitido por el Servicio Meteorológico Nacional, y tras reunirse el comité de crisis, la nube de cenizas volcánicas emitida por el volcán chileno Puyehue ha disminuido su tenor y el pronóstico para las primeras horas de mañana (por hoy) son favorables para la aeronavegación”.
El comunicado precisó que en ambas terminales aéreas “se realizaron tareas de mantenimiento y barrido de cenizas de acuerdo con los protocolos y recomendaciones establecidos en materia de seguridad operacional”.
El servicio, sin embargo, se normalizará paulatinamente y comprenderá restricciones para los vuelos al sur del país, la región más comprometida.
El problema de la nube de cenizas es que vuela a la misma altura que lo hacen las aeronaves comerciales. Desde los diez mil metros de altura el piloto no puede identificar si esa cortina que está a punto de atravesar es una nube más o parte de las partículas que desprende el volcán chileno. El secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, explicó además que la ceniza volcánica “pone en riesgo y desgasta las turbinas de los aviones”.
Fuente: La Razón