El Policlínico San Martín de La Plata tiene desde la semana pasada un equipo interdisciplinario que se ocupa del tratamiento de las embarazadas afectadas por placenta acreta, una condición que si no se diagnostica y trata a tiempo provoca la muerte de la madre y del bebé al momento de nacer, por rompimiento del útero y hemorragia masiva. El grupo está integrado por profesionales de los servicios de Cirugía Vascular, Obstetricia, Terapia Intensiva y Anestesia, y trabajan bajo la coordinación de la obstetra María Andrea García Monteavaro.
Unas 5.700 embarazadas al año se ven afectadas por esta condición en la provincia de Buenos Aires, y alrededor del 70% de los partos complicados reconocen esta causa, que resulta mucho más frecuente cuando se atravesó varias cesáreas.
La placenta acreta ocurre cuando éste órgano, vital para alimentar al bebé en gestación, se expande más allá de lo normal y se adhiere firmemente a las paredes uterinas, haciendo imposible su expulsión.
La semana pasada el flamante equipo provincial asistió al primero de cinco casos de placenta acreta programados para este mes en el hospital platense. En esta oportunidad se le efectuó una cesárea programada a una embarazada de 31 años oriunda del partido bonaerense de 9 de Julio, quien había atravesado seis embarazos y cinco cesáreas previas.
“Si bien no están claras las causas de esta implantación errática de la placenta, se sabe que las múltiples cicatrices que quedan en el útero luego de varias cesáreas impiden el normal desarrollo de la placenta, y las vellosidades que conectan a la placenta con el útero se expanden mucho más allá de sus límites normales pudiendo incluso afectar a los órganos vecinos como la vejiga, los uréteres y hasta los intestinos”, explicó Omar Cuchetti, jefe del servicio de cirugía cardiovascular y uno de los miembros del equipo intedisciplinario del hospital San Martín.
El especialista agregó que, de no diagnosticarse y tratarse adecuadamente, la infiltración de la placenta en el útero provoca hemorragia masiva y la muerte tanto de la madre como del bebé.
“Lo ideal es diagnosticarlo con una ecografía y programar una cesárea, tal como se hizo con la paciente de 9 de Julio, que fue sometida a un procedimiento combinado por parte del servicio de cirugía vascular y obstetricia”, explicó García Monteavaro. La joven dio a luz una nena de 2,860 kilos de peso. Estuvieron dos días en el hospital y fueron dadas de alta sin complicaciones.
Fuente: El Argentino