“A esta altura no me sorprende nada en el fútbol. Pero pensaba que este proyecto podía continuar. Cuando asumí sabía que era difícil revertir una situación como ésta, de precariedad extrema. A esta altura del campeonato pasado, Gimnasia tenía la mitad de puntos de lo que tenemos ahora”. A Angel Cappa se le desacomoda el bigote cuando se enoja. Pero esta vez, además, en ese movimiento único, aparece la tristeza. Ayer se fue a despedir del plantel del Lobo después de que los directivos lo invitaran a que diera un paso al costado…
“Me subí a un tren en marcha destinado a estrellarse contra la pared. Pero yo dije que no me iba a tirar y que iba a seguir. Pero no me dejaron. Se le tiene miedo a la gente, que se pone nerviosa”.
Y amplió el concepto: “Nunca traicioné lo que creo que debe ser el fútbol. Tampoco se me dio tiempo, fueron 12 partidos. Sin tiempo, todo depende de la suerte y la casualidad”.
Darío Ortiz, que estaba en las inferiores, será el nuevo entrenador, secundado por Ariel Pereyra y Pablo Morant. “Cuando se va un técnico, los jugadores se sienten un poco más livianos en los primeros partidos y se sueltan más. Espero que ganen los partidos necesarios para salvarse”, cerró Angel.
Fuente: LA Razón