Nilo esperaba…

Con un golazo de Benedetto y otro de Carretero, Gimnasia jujeño lo sorprendió a Unión, que llevaba siete triunfos al hilo y 13 sin perder.

Parecía que a esta altura nada ni nadie iba a sorprender a este Unión eficaz, que acumulaba 13 juegos sin perder (10 PG y 3 PE), que llegaba acelerado por esos siete triunfos al hilo, y que buscaba la punta en soledad luego del traspié de Rafaela ante Ferro. Pero cuando ni se lo esperaba, Nilo esperaba su chance. No, no es un juego de palabras. El volante de Gimnasia (J) fue quien de cabeza dio vuelta la historia en Santa Fe, y con ese 2-1 -tercer triunfo al hilo- el Lobo se metió en la lucha por una Promo. Baldazo de agua fría para este Tate que si bien sigue líder dejó pasar una linda chance para acercarse al ascenso. El torneo, agradecido.

Leyó bien el partido Frank Kudelka en el inicio. Supo que el Lobo le iba a jugar al error, que lo llevaría a un terreno friccionado, duro, áspero. Y lo interesante del Tate fue que nunca perdió la tranquilidad y siempre intentó construir por abajo. Sólo sufrió cuando Zurbriggen no llegó a un cierre y Benedetto se mandó una tijera que pasó cerquita del palo derecho. Pero sacando eso, el local fue otra vez compacto, movió la bocha con Pérez, Montero y Cía., y por eso sobre el final tuvo su premio, con ese cabezazo bárbaro de Avendaño, un ex Lobo, que se clavó en el ángulo derecho. En ese momento, el estadio casi viene abajo de la euforia, del delirio desatado…

Pero nadie pensaba que después del descanso lo sorprendería esa maravilla de Benedetto, ese bombazo desde afuera que a los dos minutos de juego se transformó en meteorito que casi perfora el ángulo derecho. Tremendo lo del 9 de la visita, que mojó por cuarto partido consecutivo (Instituto, Atlético Tucumán, Tiro y el de ayer). Y el golpe lo sintió en Unión. Porque más allá de que controló la pelota y tuvo momentos de prolijidad en el traslado, esta vez no pudo transformar en goles las buenas intenciones. Y esa falta de contundencia fue algo que terminó pagando demasiado caro. ¿Por qué? Porque los muchachos de Pancho Ferraro supieron darlo vuelta a tiempo, con ese centro de Balvorín que Nilo Carretero cabeceó al gol, aprovechando un quedo de la defensa. Un halago que cotizó en bolsa en un Lobo jujeño que se acomodó arriba. Y el Tatengue no pudo cortarse en soledad.

Fuente: Olé