Colocarán las primeras 30 dentro de dos meses, en las entradas y salidas de la avenida. Un software leerá patentes de autos.
La idea es poder empezar a monitorear la General Paz, un lugar considerado clave en cuanto a la lucha contra la inseguridad. Varios secuestros express alertaron a las autoridades porteñas que, además, reconocen que una gran cantidad de delincuentes toman la General Paz como vía de escape. Para una mejor vigilancia, entonces, el Gobierno porteño instalará 64 cámaras (las primeras 30 dentro de dos meses) en cruces clave. Además, habrá un sistema por el cual podrán controlar las patentes de los autos para saber si tienen pedido de captura.
El plan en el que ya se está trabajando fue confirmado a La Razón desde La Metropolitana. ¿Cómo estarán instaladas las cámaras? Se colocarán en todas las entradas y salidas de la avenida, incluyendo sus cruces peatonales, y grabarán durante las 24 horas todo lo que suceda. La primera etapa se llevará a cabo en 60 días, cuando se instalarán las primeras 30. Las restantes 34 se colocarán a fin de año. Las cámaras, además, serán conectadas a un software lector de patentes que detectará vehículos con pedido de secuestro. Para esto último, entonces, será necesario el trabajo conjunto entre La Metropolitana y la Policía Federal, que será la que pasará los datos de los autos con pedido de secuestro. “La ayuda de ellos será fundamental en este plan. Se necesita que trabajemos a la par”, admitieron desde La Metropolitana.
Toda la información registrada será enviada de inmediato al Centro de Monitoreo Urbano del Gobierno del Ministerio de Seguridad y Justicia, donde trabajan 90 personas.
La General Paz volvió a estar en el centro de la conversación durante el mes pasado, luego de que saliera a la luz el modus operandi de una banda de delincuentes que realizaba secuestros express durante la madrugada. Con vestimenta de la Policía, se movían en autos particulares con balizas y paraban a vehículos simulando estar realizando controles de rutina. Luego secuestraban al conductor y lo llevaban hasta su casa para que les entregara el dinero.
Fuente: La Razón