Crimen de Ferreyra: apartaron al perito balístico Roberto Locles

En la causa que investiga el crimen de Mariano Ferreyra, la Justicia decidió apartar al perito balístico Roberto Locles, acusado de abollar el proyectil que mató al militante del Partido Obrero el 20 de octubre pasado. Había sido contratado por uno de los trabajadores ferroviarios detenidos.

La jueza que investiga el asesinato, Wilma López, decidió analizar la conducta de Locles después de recibir una denuncia tras una convulsionada junta de expertos en la que se intentaba aunar criterios sobre cómo se había producido el disparo que mató a Ferreyra.
Por un lado, expertos de la Policía Federal concluyeron en el sumario que la bala calibre 38 SPL que penetró en el cuerpo del joven fue producto de un tiro directo. Si bien advirtieron que el proyectil tiene deformaciones, llegaron a la conclusión de que se habrían producido con el impacto contra la superficie ósea de la víctima.
Por otro, expertos de la Gendarmería Nacional señalaron que la bala que mató al joven primero rebotó en el piso luego alcanzó a Ferreyra. Explicaron que el proyectil tiene achatamientos como consecuencia de ese incidente. Además, agregaron que el tiro se produjo desde más de 10 metros de distancia y hablaron de que antes de impactar en el abdomen del joven chocó contra alguna superficie.
Así, las defensas tratan de probar que no existió homicidio doloso, tratan de establecer que nadie disparó apuntando para matar, sino que en última instancia el disparo alcanzó sin intención a Ferreyra.
Para ponerse de acuerdo sobre qué ocurrió, la Justicia convocó a una junta de peritos, en la que estaban presentes los expertos de la Policía Federal, los de Gendarmería Nacional, los de los querellantes y el perito Locles en representación de Guillermo Uño, uno de los ferroviarios detenidos por el crimen, acusado de hacer desaparecer las armas utilizadas en el ataque.
En esa reunión, Locles habría tomado el proyectil que mató al joven militante y lo habría golpeado repetidamente sobre una mesa apara probar que efectivamente presentaba evidencias de que había rebotado antes de alcanzar el blanco. Toda la escena habría ocurrido ante la indignación de los otros peritos que intentaron detenerlo. En ese momento, Locles sufrió un ataque de alta presión arterial, le empezó a sangrar la nariz y se suspendió la reunión.
Tras este incidente, se labró un acta con fotografías de la bala antes y después de que la manipulara el perito, lo que fue adjuntado al expediente judicial. La jueza López, con el acta en su poder, decidió extraer testimonios para que se investigara si el experto había alterado una evidencia clave en el homicidio.
Sin embargo, el perito salió a defenderde y dijo en declaraciones a TN: «Yo no golpee el proyectil, lo apoyé sobre la mesa». «Es imposible que yo haya deformado el proyectil», agregó. «Quieren buscar a un perejil de turno», sostuvo y afirmó que «El proyectil está en la Policía Federal».

Fuente: TN