Hugo Barbieri relató cómo fue abordado y golpeado en su casa de 71 y 7. La filmación de un mercado permitió determinar que actuaron cuatro ladrones
«Soy un privilegiado en Argentina, porque pude comprar mi vida”, murmura Hugo Barbieri (55), con una cadencia en la voz un poco atribuible a su sólida formación intelectual y otro poco a la traumática experiencia que le tocó vivir pocas horas antes, cuando un delincuente lo sorprendió entrando el auto, le pegó hasta el cansancio y escapó llevándose unos 30 mil dólares.
“Puedo ponerme en el lugar de esas cuatro personas que mataron ayer (por el miércoles), porque a mí también pudieron matarme. Pero tenía plata, en este país donde todo se compra y se vende…”, aseguró este abogado y profesor de Filosofía que trabaja en un equipo interdisciplinario del Servicio Penitenciario Bonaerense y es vicedirector de la Escuela Media
n° 8. Como anticipó Trama Urbana en su edición de ayer, el violento asalto comenzó a las 21.39 del miércoles, cuando Barbieri volvió a su chalet ubicado en el 623 de la calle 71, entre 7 y 8. “Antes de entrar siempre miro, y no vi nada raro. Había gente en la cuadra. Abrí el portón, entré el auto y cuando iba a bajar para cerrar, vi un par de luces. Apenas giré la cabeza, tenía la cara de este hombre contra la mía, diciéndome: No me mires, yo tengo vida y vos no”, recordó el profesional, a quien el ladrón no dejaba de pedirle “la plata grande”.
Pese a todo, Barbieri trató de mantener la calma y llevar el discurso a un plano racional. “Le dije que para darle el dinero tenía que moverme”, explicó, y convenció al ladrón de no ingresar a la casa por el fondo “porque estaba mi madre, que es discapacitada”.
“Me redujo psicológica y físicamente”, admitió el abogado, a quien el intruso no le permitía mantenerse en pie. Después de entrar por el estudio que conecta con el garage, el asaltante continuó golpeando a su víctima, sobre todo en el rostro, y le sugirió que lo llevara con “esa discapacitada de mierda, así te la mato y te alivio el dolor”. Desde el piso, y tras recibir un fuerte culatazo en la nuca, Barbieri le dijo que iba a darle el dinero, pero que lo dejara ir hasta el cuarto donde lo tenía.
“¿Cuánto tenés?”, preguntó el ladrón, y quedó conforme cuando Barbieri le respondió: “Unos 30 mil dólares”. Ya en la habitación, el abogado le entregó el sobre donde tenía el efectivo, que le había quedado de la venta de una propiedad, le aclaró -irónico- “mirá que esto no es un banco”, y supuso que todo terminaba ahí, pero no, faltaba algo más. “Me ató las manos con un precinto de plástico y antes de irse me miró fijo y me apuntó con el arma. Cerré los ojos y escuché el click (del gatillo). Cuando los abrí, lo vi mirando el arma como asombrado y escuché que otro le gritaba desde afuera: Vamos que nos vieron”, recordó Hugo. Se referían a una vecina que había salido a la puerta para acompañar a su hijo y fue la primera que asistió a la víctima después de que ésta se incorporó y llamó a la Policía.
Tres minutos a puro terror
Las cámaras de seguridad del supermercado chino ubicado a metros de la casa de Hugo Barbieri registraron el comienzo y el final de este brutal asalto que empezó a las 21.41 y terminó a las 21.44. Ese material permitió determinar que los ladrones no fueron dos, sino cuatro: dos a pie, el que atacó al abogado y el que manejaba la moto. “No sé si la Policía está al tanto de esto, porque intenté comunicarme y estaban todos con lo de la inauguración del estadio”, ironizó Barbieri, que radicó la denuncia en la comisaría Novena.
También tuvo que pasar por una clínica, donde determinaron que tiene fracturado un dedo del pie, una lesión en la mandíbula, pinchazos, cortes y traumatismos. Su madre no tuvo contacto directo con los delincuentes, pero, al enterarse de lo sucedido, también se descompensó. “Trabajo muchas horas. Ayudo a la gente. Estudié dos carreras. No me tomo vacaciones. Cuido a mi madre. Soy un tipo tranquilo y antiviolencia. ¿Qué tengo que hacer? ¿Mudarme a un rancho, comprarme un Citroën y tomar birra en la esquina todo el día? Porque matar ahora es legal…”, deslizó, con una bronca que no por contenida deja de ser evidente. Y remató: “Si ven a Scioli en el estadio, pídanle unos pesos para llegar a fin de mes, porque me llevaron todo”.
Fuente: Diario Hoy