Alberto Martín, fanático de Racing hasta por los poros, no puede disimular su bronca por la lesión de Giovanni Moreno. “Es como si los actores nos pisáramos los pies en el escenario. No se puede agredir a un compañero de trabajo como lo hizo el jugador de All Boys: merece una severa sanción”.
Alberto Martín degusta a su Racing como al mejor de los vinos, disfruta convivir con él, acata las leyes naturales que rigen la espontaneidad y avala su condición de hincha.
-Alberto…
-Antes de que me preguntes nada, te aclaro que tengo mucha bronca por la lesión de Gio, pero no solamente porque usa la camiseta de Racing, sino porque es como si los actores nos pisáramos en el escenario. Giovanni Moreno es un profesional que está defendiendo su vida y su trabajo. Cualquier jugador que cometa una infracción como la que le hicieron a él merece una severa sanción. ¿Está claro? Severa sanción. Tema cerrado.
-Como hincha de la Academia, ¿bajaste la guardia alguna vez? -¡Nunca! Somos una hinchada fuerte. Te podés envenenar y agarrar más de una bronca, pero yo salgo de la cancha y ya planeo volver dentro de 15 días -Bueh, no siempre es así, hay hinchas que … -No sé vos, pero yo conozco solamente de éstos.
-Si editamos un tape con la historia, ¿salteamos el capítulo del 85? -Lo más terrible no fue descender sino ver que Independiente salía campeón.
-Pero alguna vez endulzaron el banco, ¿no? -¡Genial! Fijate que fue un boca a boca, nadie se opuso y todo el mundo llevó 1 kilo de azúcar al clásico. 1.500 kilos de azúcar sobre el banco de ellos. Hay que tener ingenio, ¿eh? -¿Es verdad que habían contratado una avioneta para que tirara azúcar? -¡Sí! Pero hubo “problemas” … y no se pudo.
-Bueno, entonces, ¿qué obviamos en el tape? -Un momento doloroso fue cuando Liliana Ripoll dijo: “Racing Club ha dejado de existir”. ¡Tremendo! En esa época yo conducía “La cocina de Racing” y la mataba siempre.
-Estuviste al aire en la peor época, ¿se te complicó el discurso? -Hacía silencio para no comprometer la cancha con gente que no lo merecía. ¡Qué sé yo! A Marín lo puteaba pero nos sacó campeones…
-¿Le ponés algunas fichas a Russo? -Las que se merece, pero nada más.
-No entiendo.
-A mí me gusta la gente que explota como Caruso. Por eso a Russo lo respeto pero no sé si sería amigo. Ha hecho las cosas muy prolijas. Por eso creo que él es el inteligente y el equivocado soy yo; supo salir de situaciones difíciles de las que un pasional o sanguíneo como yo no hubiera salido.
-Por Racing, ¿saliste llorando más veces por aciertos o por broncas? -¡Por impotencia! Como cuando se decía que en la AFA habían sacado la silla de Racing porque no se sentaba nadie.
-¿Te sentabas a rezar? -No, porque todo se resuelve adentro de la cancha, aunque muchos dicen que también en la calle Viamonte.
-¿Y vos qué creés? -Que tienen la mitad de la razón.
-¿Qué hace Alberto Martín cuando pierde la razón? -¡Va en cana! Es que vas perdiendo, te están matando y encima el rival te empieza a putear. Y bueno, espero cinco minutos y veo por dónde van a salir…
-¿Piñas? -Y, es que varias veces me agarré a trompadas y pasé largas horas detenido; la verdad es que conozco todas las comisarías de Avellaneda.
-¿De plateísta a reo? -Hace 20 años me fui de la platea. ¿Te cuento? -Por favor.
-Mauro Navas era el 4 de Racing, recién empezaba el precalentamiento y, atrás mío había un señor que calculo que todavía estará buscando los Ray-Ban, que lo empezó a putear. Y dale que dale, hasta que me di vuelta y le pegué un cachetazo. Estuvieron un rato reanimándolo al hombre. Ese día me agarró un brote tremendo, los miré a todos los que estaban ahí y les dije que eran unos caretas y que a Racing no se lo veía con el culo apoyado en la platea.
-Y fue ahí cuando te fuiste al tablón…
-A Racing, como se debe, hay que verlo de pie.
-Okey, ¿y a Barrientos cómo lo miramos? -Más allá de mi fanatismo por Racing, no se puede agredir a un compañero de trabajo como lo hizo; merece una sanción grande, tan grande como la imposibilidad de jugar que tiene el compañero que lesionó. Debería volver a jugar el mismo día que Gio…
Fuente: Olé