Mejor estructura de equipo y calidad de nombres propios. Peso específico, en síntesis. Ahí están las razones suficientes para explicar por qué Vélez, aún sin jugar bien, debutó con una goleada en la Copa Libertadores. Fue 3-0 sobre Caracas, en Liniers, en el estreno del Grupo 4.
Se esperaba un festival del equipo dirigido por Ricardo Gareca, de lo mejor del ámbito local en los últimos tiempos y con ganas de revalidar la chapa a nivel internacional. Pero más allá de los números del final, no resultó sencillo el triunfo. Ni siquiera luego de que los prolijos visitantes se quedaran rápidamente con uno menos por la roja a Peña a los 11 minutos.
Tal vez la mala noticia de la lesión de Franco -debió salir a los 5 por una fractura de clavículalo haya puesto nervioso. Vélez no llegó con el caudal de costumbre y recién se puso en ventaja sobre el cierre del primer tiempo, con un zapatazo de Maxi Moralez que todavía se grita…
Era la tranquilidad, que fue seguridad cuando David Ramírez repitió la fórmula a los 15 del segundo con esa zurda mágica que hizo que la pelota entrara al ángulo. Después, a siete del final, el Burrito Martínez decoró el 3-0 de penal.
Vélez cumplió y los que deben preocuparse son Unión Española y Universidad Católica, el próximo rival…
Fuente: La Razón