La Cámara platense le restituyó la prisión domiciliaria, luego de escuchar a la dueña de la farmacia. La testigo juró que el homicida fue a tomarse la presión
La Cámara Penal de La Plata otorgó ayer nuevamente la detención domiciliaria al odontólogo Ricardo Barreda, condenado por cuádruple homicidio, que había sido enviado a la cárcel por salir del departamento en el que vivía en el barrio porteño de Belgrano.
La resolución fue adoptada por la Sala I de la Cámara, que conforman los jueces Luis Pedro Soria y María Silvia Oyhamburu, al hacer lugar a una presentación efectuada por el abogado Eduardo Gutiérrez, defensor del cuádruple homicida.
El letrado había apelado la decisión del juez de Ejecución Raúl Dalto que a fines de enero revocó la prisión domiciliaria de la que gozaba el odontólogo “por considerar que salió de su casa sin permiso”.
Es que Barreda fue filmado cuando salía del departamento del barrio porteño de Belgrano para tomarse la presión en una farmacia, sin haber solicitado previamente el permiso.
Para restituirle el arresto domiciliario, los jueces tuvieron en cuenta la declaración que formuló la farmacéutica que lo atendió y que ratificó que se trataba de un caso de urgencia. Dijo que le tomó la presión y la tenía baja. También señaló que era la primera vez que Barreda concurría a la farmacia y que en otras oportunidades era ella la que iba al departamento para tomarle la presión.
Gutiérrez explicó que, tras el fallo, Barreda quedó en condiciones de ser trasladado desde la Unidad 25 de Olmos, donde fue alojado, al departamento situado en Vidal 2333, del barrio porteño de Belgrano.
El defensor dijo además que la Cámara aún tiene pendiente de resolución los otros dos planteos formulados por la defensa para que se le otorgue a Barreda la libertad condicional o se le dé por cumplida la pena.
Barreda fue condenado en 1995 a reclusión perpetua por matar el 15 de noviembre de 1992 a escopetazos, en su casa de 11 y 48, a su esposa, Gladys McDonald, de 57 años; a sus hijas Cecilia, de 26, y Adriana, de 24, y a su suegra, Elena Arreche, de 86.
Barreda relató que esa mañana su mujer le pidió que limpiara telarañas del techo, para lo cual fue a buscar los elementos y encontró la escopeta con la que comenzó la matanza.
En 2008, la Justicia Penal de La Plata le otorgó el arresto domiciliario en la casa de su nueva pareja, Berta André, aunque la medida fue revocada en enero pasado.
Fuente: Diario Hoy