Habló el hombre de 73 años que luchó cuerpo a cuerpo con un delincuente que ingresó a robar a su casa de 35, 3 y 4. “Mi nietita me abrazó, lloró y me dijo ‘abuelo, sos un groso”, rememoró entre lágrimas.
En el hospital San Martín, al ladrón de Barrio Norte le dieron sesenta puntos en la cabeza. Dicen que está fuera de peligro. “No puedo dejar de recordar el momento en que estábamos trenzados los dos en el piso, revolcados en sangre. Me apoyó el arma y me disparó dos veces. La bala no salió. Vi que mi nietita temblaba del miedo. Había un palo…Y le partí un garrotazo en la cabeza”.
Roberto, a sus 73 años, rearma en su memoria el rompecabezas de la tragedia. Es media tarde en la casona de 35, 3 y 4. Ya no están los patrulleros ni las ambulancias que horas antes habían cercado su casa luego de la brutal entradera.
El hombre, un tanto más calmado, reconstruye de a poco su enfrentamiento cuerpo a cuerpo con un delincuente mucho más joven (37 años) y corpulento que él, al que golpeó una y otra vez hasta el límite de sus fuerzas, tal como informó Trama Urbana.
Los teléfonos no paran de sonar. Amigos, vecinos, familiares. Todos quieren saber lo que pasó. Cómo se encuentra. Roberto dice que está más entero. Y da su testimonio: “El ladrón primero empujó a mi nietita. Y luego a mí. Se me metió en el garaje. Ahí le veo el arma y que me grita. Me dice que me va a matar. Yo le digo a mi nieta que corra, que se meta en la casa. El tipo me apoya el arma en el vientre y gatilla. Fue un segundo. Al lado había un palo. Era el cabo de madera de un pico. Comencé a defenderme. Le di en la cabeza. Se lo partí en la cabeza. Yo estaba fuera de sí, descontrolado. Pero el delincuente seguía en pie. Seguía atacándome”.
El hombre, hace una pausa y retoma el relato. “El tipo estaba como loco. Hasta que me apuntó por segunda vez. Y volvió a gatillar. Por suerte tampoco salió la bala. Nos agarramos a trompadas. Yo le seguía pegando con la madera. No podría creer que con los palazos que le di en el cráneo y con la sangre que le salía que todavía se siguiera moviendo. Para mí estaba drogado”.
Los médicos y la policía confirmaron que el maleante había consumido cocaína. Roberto también agradeció ayer la participación de su vecino Pablo. “Por suerte estaba la puerta abierta del garaje, él había salido a sacar la basura y le pedí que por favor me ayudara. Ya no tenía más fuerzas y el ladrón se paraba y seguía diciendo que me iba a matar”.
“Tati, corré, ponete a salvo, encerráte”, dijo Roberto que le gritó a su nieta de 17 años. Hoy, sabe que le salvó la vida. Ella se abrazó con él y lloró. “Sos un groso abuelo”. La chica vio como su abuelo de 73 años había puesto en riesgo su vida para resguardar la suya.
“Soy un militante de la paz, no quiero la muerte”
“No sé si es justicia por mano propia. Soy un militante de la paz. No quiero la muerte. De ninguna manera. Estaba leyendo la editorial que sacaron en el Diario Hoy. Adhiero en todo. Esta vez me tocó a mí…Yo me defendí, defendí a mi nieta. Si estaba solo, tal vez no me hubiera importado. Que se lleven lo que quieran. Nunca hay mucha plata”.
Ayer Roberto fue a declarar a la comisaría. Allí se enteró que al ladrón le dieron 60 puntos en la cabeza y quedó imputado por robo y lesiones.
En 36 y 4 la policía halló su moto, confirmando que el objetivo era dejar allí el rodado para luego buscar casas o víctimas para robar al voleo.
La policía también incautó la pistola calibre 9 milímetros que utilizó para ingresar a robar en la casa de Roberto. Cuando el hombre vuelve a recordar la mirada de agradecimiento y sorpresa de su nieta, se quiebra y llora. Sabe que hizo lo que debía.
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