En 2011 le impusieron una pena de seis años y medio de cárcel, pero nunca fue a prisión; ahora el fallo tiene la confirmación de la Suprema Corte de Justicia bonaerense
El sacerdote, que había sido víctima de los abusos sexuales del profesor de arte Peter Malenchini, miró a la cámara y les habló a las personas que pasaron tormentos similares. Les aconsejó que no ocultaran su sufrimiento. El cura logró su objetivo. Sus palabras animaron a una adolescente que, primero en una carta, después a su familia y luego a la Justicia, relató los vejámenes a los que fue sometida durante cinco años en su niñez por la pareja de su madre, un escribano de San Isidro.
Por los hechos, en 2011, el escribano Mariano Montes Salazar fue condenado a la pena de seis años y medio de cárcel. Pero no fue a prisión. Ahora, después de que la Suprema Corte de Justicia rechazara un recurso extraordinario presentado por el acusado, se solicitó su inmediata detención.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. Montes Salazar, de 53 años, fue condenado el 7 de octubre de 2011 por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de San Isidro. Lo encontraron culpable de los abusos sexuales que sufrió la hija de su mujer y una amiga de la niña.
Al conocer la sentencia de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que rechazó los planteos de nulidad presentados por Montes Salazar, el abogado Rafael Cúneo Libarona, que representa a una de las víctimas, solicitó su inmediata detención o que al menos «se arbitren los medios necesarios a fin de evitar la fuga del escribano y constatar su actual permanencia en el domicilio garantizado».
«Este caso se resolvió gracias a la valentía que tuvieron las dos víctimas, que contaron de los abusos de las que fueron víctimas», afirmó a LA NACION Cúneo Libarona, después de presentar el pedido de detención del escribano.
Según informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente, el TOC N° 2 de San Isidro ordenó al Patronato de Liberados informes sobre el escribano condenado, pero no su detención,
En la presentación que había hecho Cúneo Libarona, a la que tuvo acceso LA NACION, se había sostenido: «No quiero que una vez finalizada la feria judicial tengamos la lamentable noticia de que el condenado evadió el accionar de la Justicia burlando todo este largo proceso de varios años, riéndose en las narices de todo el aparato judicial, que tanto empeño puso en el esclarecimiento de los aberrantes hechos vejatorios cometidos por el imputado».
Durante el juicio oral, los magistrados analizaron las pruebas aportadas contra Montes Salazar por los abusos por los que fue acusado el escribano, que ocurrieron en tres domicilios de San Isidro, entre 1992 y 1998, cuando las víctimas tenían entre 7 y 12 años.
Montes Salazar llegó al juicio en libertad. En los alegatos del debate, Cúneo Libarona y la fiscal Lida González Ozores habían solicitado su detención.
La fiscal González Ozores había pedido que el escribano sea condenado a 12 años de prisión porque lo consideraba responsable de abusar sexualmente de tres niñas.
Cúneo Libarona había solicitado una pena de diez años de cárcel por el abuso de la menor a la que representa.
Pero, luego de escuchar a los 15 testigos que declararon en el debate y a una de las víctimas, que actualmente tiene 22 años, los magistrados decidieron condenar a Montes Salazar por dos de los abusos y lo absolvieron por el tercer hecho.
Pero a pesar de la condena el TOC N° 2, que en ese momento estaba integrado por Clarisa Morris, Luis Oscar Zapata y Lino Mirabelli, dispusieron que la pena de prisión quede en suspenso hasta que el veredicto condenatorio sea revisado por el Tribunal de Casación Penal bonaerense. Sí, los magistrados dispusieron la prohibición de salir del país para Montes Salazar y ordenaron que el condenado no se acerque a menos de 300 metros de las víctimas y de su grupo familiar.
El 11 de diciembre de 2012, la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense confirmó la sentencia del TOC N° 2. Entonces, la defensa del escribano presentó un recurso extraordinario ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que fue rechazado por improcedente, con las firmas de los jueces Daniel Soria, Héctor Negri, Juan Carlos Hitters. Hilda Kogan, Luis Genoud, Eduardo Lázzari y Eduardo Pettigiani.
«La condena a este pedófilo es ejemplar, pero al mismo tiempo nos enseña que este tipo de delitos no deberían prescribir porque son de una enorme complejidad y porque dejan un trauma psicológico y físico a las víctimas», afirmó Cúneo Libarona.
Las palabras del sacerdote fueron clave. La víctima que vio la entrevista fue la hija de la mujer del escribano. Después de escuchar al cura le escribió una carta en la que le contó su sufrimiento. El religioso la convenció de que hablara con su madre y le contara todo lo que padeció. En ese momento ella era una adolescente, habían pasado más de cuatro años de la última vez que había sido abusada. Hoy, todavía espera que la Justicia y que el escribano cumplan con la condena que le impuso el TOC N° 2.
Fuente: La Nacion