El 70% de la banca europea está débil para dar crédito, según el FMI

El Fondo alerta de el dinero dispara los mercados pero no llega a la inversión productiva.

Los mercados financieros y la economía real parecen vivir en dos mundos paralelos. El último informe de estabilidad financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) alerta de los peligros que genera el hambre inversora, ya que, mientras muchos activos de riesgo viven momento dulces de cotización, la inversión productiva sigue sin recuperarse. El director del departamento financiero del organismo, el español José Viñals, apuntó este martes que el 70% de los activos bancarios de la zona euro «no son lo bastante fuertes para dar crédito».

El dato corresponde a un análisis del Fondo sobre 300 grandes bancos de economías avanzadas y que refleja que el 40% de los activos es demasiado débil para prestar, aunque en la eurozona la situación es peor. «Estos bancos necesitarán una reorganización de sus modelos de negocio más centrado en los fudamentales, lo que implica una nueva valoración de sus activos, recolocación y capitales y consolidación», apuntó Viñals, ex vicegobernador del Banco de España.

Y la inversión empresarial sigue débil en Europa. “El uso de la capacidad está aún por debajo de los niveles precrisis, los estándar de crédito bancario sigue elevado y, como resultado, los préstamos a empresas siguen siendo anémicos”, señala el Fondo. Los problemas de rentabilidad de las entidades son uno de los principales problemas, especialmente en la zona euro.

“La baja rentabilidad genera preocupación sobre la capacidad de algunos bancos de crear y mantener los colchones de capital y responder a la demanda de crédito”, apunta el informe. Además, las pruebas de estrés a las que se somete el sector en Europa deben acabar por despejar las dudas sobre esta industria, tras otros exámenes fracasados. No obstante, el endeudamiento en economías como Irlanda, Portugal y España aún continúa elevado.

Aun así, la lluvia de liquidez ha subido los precios de los activos y reducido la volatilidad a niveles históricamente bajos, pero el problema es que “en muchos casos llegando a niveles que indican la divergencia con los fundamentales”, según destaca el Fondo en el informe que acaba de presentar. Y “lo que es inusual en estos casos es su sincronía: se ha producido en todos los activos y en todos los países de in modo sin precedentes”, añade.

Esa es la gran frustración de los bancos centrales, que han puesto en marcha desde hace años una cantidad ingente –y sin precedentes- de recursos para animar el crédito y la economía pero la liquidez se queda en ese limbo de los mercados financieros y cala mucho menos en la economía real. Y esta última está plagada de dudas, lo que hace en Europa esté primado la inversión en deuda pública frente a la concesión de créditos a empresas.

El Banco de Pagos Internacionales (BIS, en sus siglas en inglés) también lanzó advertencias en esta línea. “Hay más asunción de riesgo, pero no en inversión productiva. Algunas empresas en EE UU compran sus propias acciones en lugar de invertir en una nueva fábrica… Hay riesgo de excesiva euforia en los mercados financieros. La inestabilidad financiera también puede frenar la consolidación del crecimiento”, señalaba recientemente el presidente del BIS, Jaime Caruana, en una entrevista con a este diario.

El Fondo ha hecho un ejercicio para concretar estos peligros potenciales y ha calculado el impacto que tendría un ajuste rápido, con un aumento de las primas de riesgo (que es el diferencial de interés que se pagan respecto a los valores de referencia, como los bonos alemanes a 10 años, cuando se comparan títulos de deuda pública) de 100 puntos básicos (un punto porcentual) . Con, además, un aumento de la prima de riesgo crediticio de otros 100 puntos básicos, el valor de mercados de las carteras mundiales de bonos podría caer más de un 8%. Con semejantes pérdidas, se “podrían desencadenar importantes perturbaciones en los mercados mundiales, según alerta el Fondo.
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