El Jefe del Estado Mayor del Ejército, General César Milani, basa su poder en los cientos de millones de pesos que recibió durante más de quince años por desempeñar la conducción del área de Inteligencia del Ejército Argentino.
Su curiosa carrera en la cúpula es la siguiente:
• Ascendido al grado de General, se desempeñó como Director General de Inteligencia del Ejército.
• Cuando fue designado Subjefe de Estado Mayor, desempeño dos cargos a la vez (Subjefe de Estado Mayor y Director de Inteligencia de Ejército). No puede, como establece el reglamento interno de la fuerza, desempeñar dos áreas de la conducción distintas.
• Como Segundo Jefe del Ejército, una de sus funciones era la de controlar al Director del área de Inteligencia, que nunca se nombró, por lo cual nunca pudo controlarse a sí mismo.
Hoy, Jefe del Estado Mayor del Ejército, sigue desempeñando el mismo cargo de Director de Inteligencia del Ejército y sigue violando los Reglamentos. ¿Por qué? Porque Inteligencia no debe dar cuenta del destino de los fondos que se le asignan, por ser denominados fondos reservados. Los fondos son aportados por Economía al Ministerio de Defensa, quien lo distribuye en sueldos, bienes de uso, consumibles y dinero de partidas especiales para no rendir cuentas, disfrazadas bajo el manto de la Dirección de Inteligencia. ¿Otro caso de robo para la corona?
El no pago de sentencias
Otra fuente de dinero que se convierte en delictual es la orden de NO PAGO de las sentencias contra el Ejército, aún existiendo fondos suficientes para hacerlo.
Las sentencias de los jueces son para cumplirse, pero por orden no escrita del auditor de la fuerza General Rodolfo. Skinner y del Gral. Milani, el órgano pagador no puede pagar. Reitero, los fondos existen.
Milani se enfrenta ahora a varias cuestiones que son HUMANAS, aquellas que hacen al hombre como tal, y sobre las cuales se explayó con la Sra. Hebe de Bonafini. Pero una cosa es lo que dice y otra es lo que hace.
Para muestra, basta un botón: ALBERTO IONEY RAMIREZ, sargento ayudante del Ejército Argentino, logró mediante méritos técnicos-profesionales, ser electo para cubrir funciones en la Antártida Argentina, por primera vez en su vida militar. Estaba desbordante de alegría, llegaba a un punto importante de su carrera y además, haría una diferencia en dinero para comprar su casa y renovar su autito.
El 14 de enero de 2014, muere a causa de un accidente a todas luces evitable, ya que el mismo efectuaba tareas ordenadas por sus superiores. El Ejército le pagó a la viuda enero y febrero como si su marido hubiera estado vivo y como suboficial Mayor (un escalón más).
A todo esto, el Ministro de Defensa y periodistas de Canal 7, fueron a la Antártida a cubrir el inicio de la campaña de verano y a aplaudir a Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale en la Base Esperanza. Todos los vimos con sus camperas nuevas y limpitas disfrutando de buena música mientras Azucena de Ramírez lloraba a su marido, que dejó dos hijos, uno de 17 y otro de 6 años de edad. Un hombre íntegro, buen padre, buen esposo, buen camarada. Nadie la fue a ver, nadie se acercó a explicarle nada. Se está haciendo un sumario interno para verificar que sucedió, por supuesto, la culpa la va a tener Ramírez. Sumado a esto, Ramírez tiene una sentencia firme para adecuar sus salarios en negro a su sueldo, con un retroactivo aprobado. ¿Qué dispuso un general tan HUMANO como MILANI? Que un muerto no es suficiente para pagarle a la viuda el retroactivo ordenado por el juez. Se abre así la posibilidad de una denuncia por DESACATO? Cambió el Ejército con este supuesto represor. Será Ramírez un “desertor” como LEDO…
Como Ramírez hay otros tantos, SERRANO es uno de ellos, su juicio comenzó en 2006 y tiene como objeto daños y perjuicios. Serrano entró sano al Ejército, hizo todos los cursos (comando, paracaidista, buzo táctico) y un día se encontró con una crisis psíquica que supo contener, porque se encontró en posición de tiro esperando a un capitán del cual dependía. Entregó el arma y se fue al Hospital Militar, a psiquiatría, donde una Junta determinó que tiene el 66% de incapacidad. (A los veteranos de Malvinas con un pie menos, una pierna menos, le otorgaban entre el 3 y el 8 % de incapacidad permanente). La suma que Serrano demandó es considerable, ya que arruinó su familia. Sus hijos no podían jugar cerca de él, no podían hacer ruido. Serrano rompió puertas y muebles para no “romper” a su esposa y su familia. Es una familia que merece una ayuda para paliar los gastos que genera un enfermo psiquiátrico en casa, y cada vez mas anciano. El pago para este suboficial también está frenado por Milani.
Alexis Di Capo/informadorpublico.com