El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hizo ayer un llamamiento “a la paz y el diálogo” a través de las páginas del diario The New York Times en las que acusa a la prensa internacional de “distorsionar” la realidad de su país.
“Venezuela necesita paz y diálogo para avanzar. Damos la bienvenida a cualquiera que desee ayudarnos sinceramente para alcanzar estos objetivos”, afirmó Maduro en una columna de opinión titulada “Venezuela, un llamamiento a la paz”, de acuerdo con “Excélsior”.
En este sentido, el presidente venezolano aseguró que ahora es el tiempo “para el diálogo y la diplomacia”, y añadió que su gobierno ha tendido una mano a la oposición para negociar, siguiendo las recomendaciones de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Maduro recordó también que su gobierno se ha puesto en contacto con el presidente estadounidense, Barack Obama, para expresarle su deseo de volver a intercambiar embajadores, “y esperamos que su administración responda”, comentó.
En la columna de opinión ofrece su versión sobre las protestas desde febrero pasado en su país para reclamar soluciones a problemas como la inseguridad y el desabastecimiento, a lo que su gobierno ha respondido con la detención de dirigentes opositores.El mandatario venezolano aprovecha también las páginas del rotativo neoyorquino para renovar sus críticas a la prensa extranjera, a la que acusa de distorsionar la realidad de su país y los hechos que rodearon a los acontecimientos.”En Estados Unidos, los manifestantes han sido descritos como ‘pacíficos’ y se ha dicho que el gobierno venezolano los ha reprimido violentamente. Según esta versión, el gobierno estadunidense se posiciona del lado del pueblo de Venezuela”, escribió Maduro.”En realidad, está del lado del 1 % que desea arrastrar al país al pasado, cuando el 99 % de la población estaba apartada de la vida política y solo unos cuantos, incluidas las empresas estadounidenses, se beneficiaban del petróleo de Venezuela”, añadió.”Espero que el pueblo estadunidense, al conocer la verdad, decida que Venezuela y su gente no merecen ese castigo y que pidan a sus representantes que no impongan sanciones”, prosiguió el sucesor de Hugo Chávez.Según el presidente venezolano, en los últimos dos meses se han registrado al menos 36 muertos durante las protestas en su país.”Los manifestantes son, creemos, directamente responsables de la mitad de ellos”, afirmó.”Seis miembros de la Guardia Nacional han sido disparados y asesinados; otros ciudadanos han perdido la vida mientras intentaban quitar obstáculos colocados por los manifestantes para bloquear el tráfico”, denunció Maduro.El presidente, que acusa a los opositores de atacar clínicas, quemar universidades y lanzar piedras y cócteles molotov, valoró en “varios millones de dólares” los daños de unas protestas que, según dice, no apoyan “los barrios de clase pobre y trabajadora”.Maduró reconoció que un “número pequeño” de fuerzas de seguridad han sido acusados de participar en actos violentos en los que murieron “varias personas”, a lo que su gobierno ha respondido con las detenciones de los sospechosos.En cuanto a Estados Unidos, Maduro recuerda que ese país apoyó el golpe de Estado de 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez, y acusa a la actual administración Obama de gastar “al menos cinco millones de dólares anuales” para apoyar a la oposición.Por último, denunció que el “único objetivo” de los manifestantes es “derrocar de manera inconstitucional un gobierno democráticamente elegido”, y acusó a los líderes opositores de promover acciones para “crear caos en las calles” del país.
Por su parte, la cúpula de la Iglesia católica acusó ayer al partido oficialista y a Maduro de intentar imponer en Venezuela un sistema de gobierno de corte totalitario que sería el principal detonante de las protestas violentas en el país.
La Conferencia Episcopal Venezolana expresó que la causa principal de las protestas está en la pretensión del gobierno de imponer el llamado “Plan de la Patria” del fallecido presidente Hugo Chávez, quien comenzó a partir de 2006 un proceso de avance hacia un modelo socialista caracterizado por un fuerte control del Estado en todos los sectores.
“Detrás de este plan se esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario que pone en duda su perfil democrático, las restricciones a las libertades ciudadanas, en particular la de información y opinión; las faltas de políticas públicas adecuadas para enfrentar la seguridad jurídica y ciudadana”, dijo el presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Diego Padrón, al leer un documento de los obispos venezolanos.Además dijo que ese plan también incluye “los ataques a la producción nacional que ha conducido a que se haga necesaria la importación de toda clase de productos, la brutal represión de la disidencia política y el intento de pacificación por medio de la amenaza, la violencia verbal y la represión física”.Los obispos lamentaron que el país haya entrado en una espiral de violencia desde que comenzaron en febrero las protestas de universitarios y opositores, esencialmente de clase media, contra la desbordada inflación, que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57.3%, el desabasto y un alto índice de delincuencia.Los violentos incidentes registrados en Caracas y otras ciudades han dejado al menos 36 muertos, 559 heridos y más de 1,700 detenidos, de los cuales 168 permanecen arrestados y sujetos a procesos judiciales.Maduro ha desestimado las protestas considerándolas parte de un complot de la oposición para promover un golpe de Estado.La cúpula católica exhortó a los manifestantes a “seguir el camino pacífico y constitucional para expresar su descontento” y exigió al gobierno a que proceda a desarmar a grupos civiles, que según líderes de la oposición, son utilizados para intimidar y disolver manifestaciones. Las autoridades han rechazado estos señalamientos y culpan a sus adversarios por las muertes.
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