El Gobierno confirmó que revisará el esquema del impuesto a los autos; admitió que se paralizó el nivel de actividad y no pudo recaudar casi nada, aunque les pedirá explicaciones a las automotrices por el fuerte aumento de precios.
La semana próxima habrá reuniones con los empresarios del sector tanto en la Jefatura de Gabinete como en el Ministerio de Economía para analizar ambas cuestiones. Pese a que uno de los efectos iniciales buscados era penalizar la venta exclusivamente de los autos más caros a través de este tributo, el objetivo no se consiguió.
«La recaudación es casi nula», indicó una fuente, mientras trabajaba con su equipo en la posibilidad de que el entuerto de este impuesto votado por el Congreso se corrija por la vía de una resolución administrativa.
El primero en dar una pista en este sentido fue el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien anteayer, al anunciar la recaudación de febrero, explicó que estaba estudiando el impacto del aumento de la alícuota sobre el nivel de ingresos tributarios. En la AFIP le bajaron ayer el tenor, al aclarar que «la AFIP no crea ni cambia impuestos», para no romper la frágil tregua que existe con el ministro de Economía, Axel Kicillof.
La posibilidad más concreta de corregir este problema para la AFIP llegaría a través de aumentar la tasa de importación para los vehículos que llegan desde el exterior y no aplicar en los hechos la nueva alícuota para los que se producen en el país.
El Ministerio de Industria, que conduce Débora Giorgi, trabaja en dos posibilidades: un cambio en el piso sobre el que se cobra el impuesto o una modificación en la forma de cálculo de la alícuota, de modo que resulten exentos los vehículos medios de la cadena. «Se está trabajando sobre la cadena de embarcaciones, motos y vehículos livianos», indicó en este sentido otra fuente oficial.
«Las empresas tienen que explicar por qué subieron tanto los precios al punto de dejar al mercado casi sin precios de referencia», se quejó la fuente oficial.
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