Por el alud hay 50 evacuados que no pueden volver a sus casas. Calculan que llevará un año remover todas las piedras
Hay policías, bomberos, rescatistas, enfermeras, médicos y el fiscal en feria, que no duermen desde hace 3 días. Desde el jueves 23 a las 22.30, cuando el alud de barro y piedras arrasó con la villa veraniega de El Rodeo, no pararon de trabajar, de caminar de punta a punta la localidad, de ir y venir con un botellón de agua, con un termo de café o con la noticia del hallazgo de una nueva víctima. Hasta ayer, según el Comité de Emergencia, sumaban 11 los muertos y por lo menos 12 desaparecidos por el alud que focalizó el horror en la tranquilidad rodeína.
La violencia del agua y las piedras, de unos 3 metros de diámetro, cegó la vida de familias enteras. Adrián Alvarez (54), su esposa Graciela Contreras (51) y Emiliano (21) iban juntos en un Fiat Palio cuando los arrastró la crecida. También viajaba Darío (13), que sigue en la nómina de desaparecidos, con pocas probabilidades de ser hallado con vida. También murieron las pequeñas hermanas Agostina y Dahiana Ahumada, de 5 y 7 años (su padre fue rescatado con lesiones muy graves); María Luisa Castiglione (52) y Dora González, familiares de los ex dueños del diario El Liberal de Santiago del Estero; María Zulma Mendibe (39) y su hija Candelaria (5); Romina Julieta Silva (25); y hay un cadáver que aún no fue identificado. Varios de los cuerpos fueron hallados hasta 20 kilómetros río abajo por la bravura de la crecida.
Entre los desaparecidos figuran turistas de Chile, Buenos Aires y de la propia Catamarca.
La angustia y el dolor se ven en los rostros. Ya se movilizaron hacia El Rodeo unos 600 efectivos de las fuerzas de seguridad, todos bajo las órdenes del comité de emergencia que centraliza las acciones.
“Tenemos que respetar el cauce natural del río, no importa la cantidad de murallones que pongamos, porque el río siempre buscará su cauce original”, expresó dentro del Hospital de Campaña la gobernadora Lucía Corpacci. Aún hay 50 evacuados que no pueden volver a sus casas. Y más de 25 vehículos quedaron totalmente destruidos.
Un piloto aficionado tomó fotos del sitio de la catástrofe en las que se ve con claridad cómo las construcciones le ganaron terreno al río y lo hicieron torcer su curso. La devastación es tal que el ingeniero Alberto Kosicki cree que remover las rocas del lugar donde quedaron demandará por lo menos un año.
La misma tormenta también provocó un aluvión, de menor envergadura, en la villa de Siján, hacia la otra ladera del mismo cordón montañoso, y mató a un hombre de 72 años. En tanto, ayer un aluvión de barro afectó a la ruta 60, en Fiambalá, aunque no hubo víctimas.
Fuente: Clarín