«Estaríamos felices de tener a Hernán en casa para las Fiestas»

orsiMAR DEL PLATA.- El mismo 19 de septiembre en que Hernán López Orsi era capturado por fuerzas de seguridad rusas en aguas de ese país, su única hija, Julia, cumplía su primer año de vida.

«Con tenerlo aquí para las fiestas de fin de año estaríamos más que felices», decía Margarita, esposa del marino marplatense y uno de los capitanes del buque Sunrise Arctic, de Greenpeace, antes de la audiencia judicial en la que compareció ayer por los presuntos delitos cometidos durante una protesta ante una plataforma de gas del Mar Ártico. «Como escarmiento ya es suficiente lo que están viviendo», agregó a LA NACION.

Tras la denegación de la libertad bajo fianza de los otros activistas detenidos, entre ellos la también argentina Camila Speziale, la hermana de Pérez Orsi, María Luz, se había mostrado pesimista. «Están tomando decisiones similares con toda la tripulación, así que no tenemos mucha fe en que la situación de Hernán sea distinta de la de quienes ya pasaron por el tribunal», dijo la joven. Hernán Pérez Orsi navega desde los 19 años y desde hace dos años es empleado de Greenpeace.

Ambas, al igual que la madre de Hernán, tuvieron un último contacto telefónico con él el martes 8 de este mes. Margarita recuerda que hablaron casi 20 minutos. «Lo notamos muy fuerte y mucho más preocupado por cómo estamos nosotros sobrellevando esta situación», explicó.

La familia de Pérez Orsi había quedado muy conmovida por las imágenes que se difundieron de la audiencia de Camila. Verla a ella detrás de las rejas, reclamando su libertad, fue un anticipo de lo que ocurrió ayer a las 14 (las 7 de Argentina) con Hernán.

«No tenemos muchas ilusiones porque no se están discriminando situaciones particulares», admitió Margarita. Ella cree que el tribunal está tratando de mostrarse muy severo para sentar precedente ante las acciones de Greenpeace y otras organizaciones similares. «Es insostenible, y la acusación del delito de piratería se caerá por sí sola», decía días atrás muy ilusionada. La esperanza no fue en vano.

María Luz, que también es activista de Greenpeace, destacó el apoyo legal que reciben de la organización, así como también el acompañamiento que han tenido tanto Hernán como Camila de parte de la cancillería argentina. Y el compromiso demostrado por distintos sectores del gobierno y la clase política del país «sin distinción de colores partidarios».

Al igual que su madre, está tranquila después de hablar con su hermano. «Hernán se ampara en la fe», dice, y recuerda que en su lugar de detención le permitieron acceder a un sacerdote. También él les contó que con otro preso ruso se están enseñando sus lenguas de origen. «Hernán habla cinco idiomas, así que con el ruso serán seis», cuenta como anécdota.

La joven considera que la del Mar Ártico fue una acción que «se fue de las manos», pero no apunta contra Greenpeace. Algo que sí hizo su hermano mayor, Luis, que hizo responsable a la conducción de la organización por lo que están viviendo Hernán y el resto de los activistas.

Margarita está muy ansiosa por que se le habiliten visitas a Hernán. Su idea es viajar a Moscú y estar allí en días previos al 24 de noviembre, cuando se expediría el tribunal. «Quiero estar cerca de él cuando se conozca la resolución y volvernos juntos, enseguida, para pasar las fiestas acá y en familia», resaltó..

Fuente: LA Nación