Ayer se cumplieron 25 años del histórico plebiscito en el que los chilenos decidieron cerrarle el paso a la dictadura y regresar al sistema democrático. Hoy, ese aniversario enmarca las elecciones presidenciales del próximo 17 de noviembre.
Santiago de Chile • “¡Son unos malagradecidos!”, criticó Lucía Hiriart a los chilenos que impidieron que su esposo, el dictador Augusto Pinochet, se quedara un cuarto de siglo en el poder si ganaba el plebiscito que él mismo convocó hace 25 años.
La frase llena de irritación, que profirió la entonces “Primera Dama de la Nación”, reflejaba también el estado de ánimo de Pinochet y de sus asesores el día del triunfo del “no” a la continuidad de su régimen militar, aquel miércoles cinco de octubre de 1988.
Más de siete millones de chilenos tomaron parte en uno de los hechos políticos más trascendentes de la década. 56 por ciento de ellos rechazó la posibilidad de que Pinochet siguiera al frente del gobierno por otros ocho años, hasta marzo de 1997. El “sí” consiguió 44 por ciento.
La pretensión del general, cuya gestión de casi 17 años se caracterizó por su reiterada violación a los derechos humanos, era completar un cuarto de siglo en la jefatura del país.
La consulta preveía también que una derrota del general, que tomó el poder tras un sangriento golpe que derrocó al presidente socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, debía dar paso a las primeras elecciones libres y democráticas de un presidente de la República y de un Congreso.
Los temores a un fraude o a un autogolpe de los militares no estuvieron ausentes en aquella jornada. Los miedos solo fueron disipados cuando el entonces comandante en jefe de la Fuerza Aérea y miembro de la Junta Militar, el general Fernando Matthei, admitió públicamente lo que todo el mundo sabía esa noche: había ganado la oposición.
Esa misma oposición se impuso más tarde al elegir al demócratacristiano Patricio Aylwin como el primer presidente del Chile posdictadura (1990-1994) al frente de una coalición de centroizquierda.
Aunque con algunas reformas cosméticas a través de los años, todavía sigue en vigor la Constitución heredada de la dictadura. El alto quórum que demanda cambios relevantes al ordenamiento jurídico chileno hace casi imposible su perfeccionamiento en el Congreso.
Esto se pondrá a prueba en las elecciones presidenciales del 17 de noviembre, 25 años después del plebiscito que enfrentó al “sí” y al “no”.
La candidatura de la ex presidenta Michelle Bachelet (2006-2010), al frente de la Nueva Mayoría, un conglomerado que reúne a demócratas cristianos, socialistas, socialdemócratas y comunistas, ha comprometido sus esfuerzos para elaborar una nueva Constitución si ganan los comicios.
Bachelet, de 62 años y médica de profesión, tiene las mejores opciones de alcanzar un nuevo periodo presidencial, según todas las encuestas conocidas hasta ahora, aunque para cambiar la Constitución precisa también de una amplia mayoría en el Congreso.
Su principal adversaria, la licenciada en economía Evelyn Matthei, de 59 años, que votó “sí” a la continuidad de Pinochet, representa a la Alianza por Chile, coalición derechista que integran el partido Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), formación que colaboró estrechamente con el régimen militar.
Matthei, que fue ministra del Trabajo en el actual gobierno del presidente conservador Sebastián Piñera (2010-2014), no tiene entre sus planes reformas profundas a la Constitución.
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