Cristina: tres años de gobierno y muchas deudas


La presidenta Cristina Fernández cumplió tres años en el poder, en el cual ha debido soportar protestas sociales, una derrota legislativa y la muerte de su esposo en el mes de octubre. Aciertos y desaciertos de una gestión polémica. Qué será de su gobierno después de la salida de escena del santacruceño y sus posibilidades de ser reelegida en el 2011.
El 10 de diciembre del 2007, Cristina Fernández asumía la presidencia de la Nación sumergido en un gran clima de esperanza de la población, ya que todo nuevo gobernante representa siempre una nueva esperanza y la oportunidad de que se hagan mejor las cosas, y Cristina Fernández no fue la excepción, sobre todo por resultar la primera mujer elegida presidenta en la historia de la República Argentina.

Siempre se confió en la capacidad de análisis y personalidad de la actual Jefa de Estado, pero los hechos y la realidad, marcaron que no era todo como se creía en un comienzo, y que su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, era el que mandaba de verdad en Olivos, y que la idea de «doble comando» que se instaló en la sociedad, pareciera ser la verdad hasta la muerte del santacruceño a finales del mes de octubre.

A Cristina Fernández le tocó asumir en un momento en el cual el escándalo por el denominado «Valijagate», que fue la entrada de dinero al país proveniente de Venezuela supuestamente para la campaña de la candidata oficialista en manos de Antonini Wilson, terminó siendo un boomerang para que se empezara a conocer la forma de financiar las campañas políticas en nuestro país, de la cual la más salpicada fue la del Frente para la Victoria oficial.

Además, uno de los principales errores políticos de la Jefa de Estado ha sido su pelea con el sector agropecuario desde marzo del 2008 y que todavía continúa latente. Desde la famosa Resolución 125 impulsada por el ex ministro de Economía, Martín Lousteau, que imponía el régimen de retenciones móviles, se originó el mayor desgaste que se le ha visto a un gobierno desde el retorno de la democracia, poniéndose en contra al sector más dinámico de la economía nacional, como es el campo.

La crisis financiera internacional desatada a mediados del 2008 y que duró hasta fines del año pasado, evidenció la crisis que se vive en la Argentina. La baja en los precios de las commodities, la fuga de capitales que en estos tres años ha superado los 50.000 millones de dólares, la falta de financiamiento externo, son muestras evidentes del período de estancamiento que sufre nuestro país, que lo ponen en la cuerda floja de los países emergentes, más allá de los signos positivos que se han vivido en los últimos tiempos.

La continuidad de funcionarios como Guillermo Moreno y la intervención del INDEC con sus dibujos sobre la inflación y realidad argentina, ha llevado a que la gente no crea en absoluto en las estadísticas oficiales, lo que suele ser muy complicado, porque no sólo hay pérdida de confianza a nivel interno, sino también en el exterior, donde se suelen burlar de las estadísticas «falsas» del gobierno kirchnerista, siendo la Argentina uno de los hazmerreir en esta materia.

Ni siquiera el acercamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI) para crear un nuevo índice de medición de precios, salva al país de la humillación mundial de tocar lo más sagrado de las estadísticas para provecho propio de un gobierno, y de ahí la falta de crédito sustancial que vive el país, a no ser los usureros préstamos que consiguió en 2008 de la mano del gobierno bolivariano de Hugo Chávez.

Cuando parecía imposible hasta hace muy poco tiempo, el Justicialismo perdió su hegemonía en la provincia de Buenos Aires, al caer en manos de Unión-PRO en 2009. La victoria de los candidatos de la centroderecha nacional cayeron como un balde de agua fría en el kirchnerismo, que recién después de la muerte del ex presidente pareciera haber recuperado un poco en la sociedad, liderando con comodidad los sondeos de opinión de cara a octubre del año que viene.

En estos tres años de gobierno, la inseguridad es el déficit que ha tenido el gobierno. Este ha sido un tiempo en el que se han convertido mayor violencia en ciertos delitos, como por ejemplo los sexuales y los delitos cometidos por menores. El gobierno podría comenzar por hacer un mapa del delito para marcar una zona de influencia de donde vienen los delitos y de donde viene la droga. Hay que salir de la política de represión y entrar en políticas de prevención. Se deben efectuar políticas de estado que permitan al individuo salir del delito. Se debe hacer una política en conjunto entre la Nación y las provincias. Sólo a través de la inclusión social se va a bajar los índices de delito. Un problema complejo el de la inseguridad, que requiere de soluciones concretas y rápidas, para poder acabar de esa manera con uno de los flagelos que socavan a la sociedad argentina.

Las medidas económicas que se tomaron están en vías de implementación y deben tender al sector informal de la economía, ya que en la actualidad el 40% de los trabajadores están en negro, por lo que el promedio salarial no es el adecuado. Se debe formalizar a los trabajadores, para que de esa manera se pueda empezar a reactivar y fortalecer el consumo en la población. El gobierno nacional debe tomar a la vivienda como uno de los principales temas para reactivar a la economía. Los planes de vivienda deben estar abiertos a toda la sociedad, ya que los planes que se han largado son para personas que ganan más de 5.000 pesos, cuando en la Argentina de hoy muy poca gente llega a esa cifra mensual.

La educación es una posibilidad concreta que se le da a la sociedad. Los espacios habilitados para la educación, son espacios para que la gente tenga un espacio social de vida. Si no tenés el secundario completo y no sabés manejar internet, sos prácticamente un analfabeto en el mundo de hoy. Hay que ayudar entre todos para mejorar la educación en la Argentina. Un país sin educación es un país fácil de dominar, por lo que es una tarea pendiente por parte del Estado, brindar todas las armas del conocimiento necesarias a la población, para de esa manera el individuo se pueda desarrollar en la vida.

La muerte de Néstor Kirchner evidenció un cambio de rumbo en su política, dialogando con el FMI, con la oposición, creando un Ministerio de Seguridad cuando hasta hace muy poco tiempo atrás negaba este problema dramático para la sociedad, la represión del conflicto social tal como dejó el saldo de Formosa o Villa Soldati, entre otros temas, que grafican el giro a la derecha que vive el kirchnerismo por estas horas.

Hay que revertir un círculo vicioso para empezar a transformarlo en un círculo virtuoso, con medidas serias. Se debe trabajar en forma conjunta con el resto de los sectores políticos, sociales y económicos, si es que se busca encontrar una manera diferente de encarar los problemas y llegar a la solución problemas de los mismos, nadie se salva por sí solo y en forma aislada, sino que trabajando entre todos por una solución rápida y concreta a los problemas de la Argentina, se puede llegar a encontrar soluciones que vayan en beneficio de todos y no de unos pocos privilegiados.

El oficialismo tiene 1 año más para intentar torcer esta historia y empezar a consolidar un país cuyo proyecto político esté basado en la multiplicidad de opiniones y no se enjuicie de «golpista» a todo aquel que simplemente se opone a su manera de pensar y quiere un país distinto al que ellos pretenden.

Todavía hay tiempo de que pueda reflexionar y llegar a una receta consensuada de poder donde los argentinos sean los que lleven las de ganar. Esperemos que Cristina Fernández se de cuenta de eso y tenga la grandeza suficiente para reconocer sus errores y dar un cambio de timón a tiempo. Más de cuarenta millones de argentinos esperan que sea capaz de eso y de esa manera darle un futuro lleno de esperanzas a las próximas generaciones.

Fuente: www.agenciacna.com