Los vallados habían sido extendidos a la calle por orden de Nación. Esto obligó a los colectivos a cambiar su recorrido.
La repercusión por la ampliación del vallado que divide la Plaza de Mayo en dos fue tan grande que ayer el Gobierno nacional cedió y habilitó un carril de cada lado de la Plaza para permitir el tránsito de autos y colectivos.
Todo empezó con la marcha del gremio de Camioneros la semana pasada: para resguardar la seguridad presidencial, el vallado -que forma parte de la Plaza de Mayo desde 2002- fue extendido a la calle del lado de Rivadavia y de Hipólito Yrigoyen. Y abarcó también Alem, Diagonal Sur, Balcarce y Defensa. Después, un reclamo de recolectivos de residuos llegó hasta la vereda de la Casa Rosada y eso detonó el pedido a la Policía Federal de mantener y extender las vallas. Esto complicó el tránsito de vehículos y de 14 líneas de colectivo, que trasladan unos 150 mil pasajeros. Además, trascendió que las vallas permanecerán hasta después de las elecciones de octubre, pero ningún comunicado oficial explicó las razones de esa decisión.
De todos modos, ayer hubo algo de alivio, al menos para los automovilistas, porque se habilitó un carril de cada lado de la Plaza, lo que descomprimió -al menos un poco- el embudo de tránsito en las avenidas La Rábida y Paseo Colón. Pese a ser controladas por Nación, las empresas de líneas de colectivos no fueron avisadas de este cambio de recorrido, que tuvieron que improvisar sobre la marcha. La Ciudad avisó que pedirá la reapertura de la Plaza.
Fuente: LA Razón