«Macri se desvela por la felicidad de los porteños…»

Edgardo Form, legislador porteño por Nuevo Encuentro, analiza la disputa entre Nación y Ciudad en torno al traspaso del subte y el aumento de tarifa.

Mauricio Macri se desvela por la felicidad de los porteños, pero Cristina no lo deja. Esa podría ser la síntesis del mensaje que de un modo persistente, con la colaboración de los medios articuladores de la campaña opositora, instala machaconamente en la opinión pública el jefe del gobierno y sus colaboradores.

Sin embargo, un análisis desapasionado de la realidad y los hechos concretos desmiente esa afirmación. Es el caso del Subte. Veamos: Mauricio Macri anunció antes de asumir su primer mandato que iba a extender la red de subterráneos a razón de 10 kilómetros por año, pero ni siguiera llegó a un kilómetro en cinco años de gestión.

Además, en enero de 2012 firmó un acta con el Gobierno Nacional, para formalizar el traspaso del servicio a la ciudad y a las 48 horas aumentó un 127 por ciento la tarifa del viaje en subte, llevándola de $1,10 a $2,50. Y al poco tiempo, luego de perder el sueño y ante la cuna de su hija Antonia, decidió dar marcha atrás, argumentando entre otras cosas que la Nación debía seguir suministrando el subsidio.

Recordemos que en el acta mencionada anteriormente, se establecía que el 50 por ciento de dicho subsidio continuaría siendo aportado por la administración nacional hasta fin de año, de modo que hubiera un período de transición en el proceso de transferencia.

Digamos también que la Nación se hizo cargo del cambio de vías en la línea A, como así también de un conjunto de instalaciones. Además, compró vagones que durante largo tiempo estuvieron detenidos en el puerto y que recién ahora serán incorporados en reemplazo de los viejos (y queridos) trenes centenarios fabricados en Bélgica.

O sea que no se puede argumentar seriamente la falta de apoyo y tampoco pretender que el conjunto de las provincias argentinas financien un servicio utilizado por los habitantes de la región metropolitana.

Hace falta, eso sí, una política de transporte público de pasajeros diseñada y gestionada por las autoridades nacionales, porteñas y de la Provincia de Buenos Aires, habida cuenta que tanto los trenes suburbanos como las seis líneas del subterráneo, más el Premetro y los colectivos son utilizados por la población que vive en la Ciudad Autónoma y los 14 partidos del conurbano bonaerense.

Para eso hace falta un Estado presente y activo, voluntad política y buena sintonía con el Gobierno Nacional. Algo que no forma parte de la ideología ni el proyecto político del macrismo.

Finalmente y a modo de pronóstico, es de prever que en un año electoral, donde el PRO aspira a lograr mayoría propia en la Legislatura, habrá un gran despliegue propagandístico y al cabo de los dos meses de parálisis de la línea A del subte, vendrá la exhibición de las nuevos trenes y la inauguración de varias estaciones que se terminaron de construir hace algún tiempo en esa línea y también en la B. Eso sí, todo indica que el aumento de la tarifa se aplicará impiadosamente como en el caso del ABL, para perjuicio de muchísimos usuarios y contribuyentes.

Fuente: www.minutouno.com